miércoles, 15 de abril de 2009

¿Qué pasará en 2012?

El 22 de diciembre de 2012 representa un quiebre en la conciencia humana. El fin de una Era y el nacimiento de otra. ¿Qué es lo que muere? La actual dimensión del mundo. Lo conocido; las dimensiones de hoy serán superadas. El astrólogo Lucas Videla ensaya algunas ideas e imagina cómo serán las cosas a partir de esa fecha.



Es importante que tomemos conciencia de que la manera de vibrar, de pensar y de sentir del hombre no ha sido la misma a lo largo de la historia. Viene sucediendo de forma muy gradual, pero ahora pasará con más intensidad: las formas de razonamiento, la mente, el lenguaje mismo, todo cambiará. Los fenómenos podrán ser comunicados más allá de la palabra. Una forma de decirlo tal vez sea: el lenguaje oral o escrito será superado. Habrá una nueva forma de comunicación que estará mucho más centrada en la captación energética. En lo que llamamos intuición. La humanidad perfeccionará su capacidad de intuir. Y la intuición de las vibraciones energéticas de unos y otros llegará a un punto en donde lo que estemos comunicando sea más rico, mucho más importante que la palabra. Ese lenguaje ya existe; pero en la nueva Era permitirá que la gente se conozca mejor, habrá más valoración de la empatía y sin las limitaciones que entrañan los términos. Parece extraño, pero esto es algo que se verifica desde siempre. A partir de 2012 esa capacidad crecerá. Es por eso que las dimensiones intelectuales dejarán de estar exaltadas en desmedro de otras.
Otra cuestión, entre muchas otras en la que habrá cambios, es en la salud. La concepción del cuerpo como una dimensión integrada por diferentes energías que deben fluir de manera dinámica y equilibrada estará incluso más presente. También la noción del íntimo contacto que existe entre la persona con el medio. De alguna forma, el mayor registro energético, el mayor grado de sutileza que se espera a partir de 2012, intensificarán la idea –que ya existe, por supuesto- de que las enfermedades representan desórdenes energéticos que a veces tienen que ver con el enfermo y otras con su entorno. La medicina, de alguna manera, se focalizará más en captar y entender estos lazos. Aproximará entonces su mirada a la persona y cederá en su necesidad de establecer curas genéricas. Cada persona podrá ser comprendida según sus cualidades y, a la vez, se podrán establecer con más precisión cuáles son las energías de la humanidad.En ese nuevo establecimiento, existen algunas energías que tienen que ver con estadios más primitivos de la conciencia humana que tenderán a menguar. Lo harán en pos de energías diferentes. La necesidad de tener lazos de pertenencia tribales, nuestro apego a figuras idílicas –clave de nuestra dependencia al ego-, todo eso va a caer en favor de formas más arriesgadas y más personales. El individuo en sí no necesitará estar sujeto, desde el punto de vista energético, a organizaciones que lo estructuren. Es por ese motivo que se espera que todas las instituciones comiencen a declinar en los tiempos que siguen. Pero la tendencia no será a favor del individualismo. Ni a favor de las experiencias pasadas que pretendieron ser de liberación. Se tratará de formas que son difíciles de imaginar; todas tienen en común la posibilidad de integraciones fundadas en la diversidad. Así, desde el punto de vista colectivo, se entenderá mejor la función que tiene cada aspecto o cualidad dentro de un sistema, inclusive de los aspectos hasta hoy asumidos como nocivos, y que más tarde serán comprendidos de otra forma. La nueva Era que comienza nos llevará a entender mejor los fenómenos a los que asistimos. Esa mejor comprensión responderá al hecho de que habrá otro ámbito energético en la Tierra.Estará más claro que todos los fenómenos están constituidos por fuerzas energéticas. Esas corrientes, esos lazos tan sutiles, los vamos a poder captar con mayor profundidad. Seremos conscientes de ciertos nexos que ligan a las personas unas con otras. Se trata de nexos que hoy apenas vislumbramos, o más bien que sólo nos asombran. “Esto tan extraño que me acaba de pasar, ¿fue casualidad?” Eso, en un punto, dejará de ser una pregunta.

2012 es un quiebre inevitable: representa una crisis destinada a barrer con la mayor parte de lo establecido; caerán las categorías y cederá el amor por categorizar, las instituciones, tal como las conocemos, morirán. Lo absoluto, las visiones fundadas en el blanco y el negro no tienen perspectiva de funcionar. Nos sentiremos en el aire. Después veremos en colores.

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