lunes, 12 de enero de 2009

¿Qué es el mercado? ¿Qué hay detrás de los símbolos, precios, índices?

El mercado es un intercambio de un cuantum alto de energía, que se mueve, circula de un lado a otro. Ese fluir responde con increíble sensibilidad a lo que pasa tanto dentro como fuera del mercado.

La rueda (término usado para referirse a la jornada bursátil) está en total resonancia, diríamos neptuniana, con aquello que está sucediendo aquí, allí y en todas partes. Esta capacidad de cambio y de adaptación a lo que no está previsto, dicho astrológicamente a lo uraniano, como: tornados, reportes de empresas, balances, sequías, anuncios políticos, esa flexibilidad mental y emocional es el plus que permite tomar las decisiones correctas.
La actividad que se desarrolla tiene como fin ganar dinero. Por lo tanto, quien entra en el mercado es porque quiere sacar más de lo que puso. Son aguas para navegantes de tormenta, en la cual esa realidad resonante (los precios) se distorsiona o es distorsionada provocando ilusiones y emociones extremas (Neptuno-Plutón).
El miedo y la codicia son dos estados emocionales que circulan de costa a costa por todo el mercado y esto es experimentado por cada trader. El conocimiento del comportamiento psicológico de los individuos, como el de las masas, es una de las claves a la hora de ver los resultados obtenidos en los mercados. La montaña rusa emocional va generando en los participantes decisiones defensivas. Evitar el dolor (escorpio) tiene generalmente la contrapartida de perder dinero (tauro).
Algunos axiomas del mercado son suficientemente reveladores de cual es la actitud saludable para circular en una dimensión tan desestructurada y compleja. Ese fluir de energías no es tan libre como parece, hay participantes con más fuerza que otros. Fuerza de dinero, fuerza intelectual, emocional, de información, etc. Estos son los hacedores del mercado, son los que pueden operar en él y no ser operados por el mercado. Son personas que representan grupos, instituciones de gran poder.
Muchos de estos participantes creen que ese poder es personal y se sobre confían. El poder es patrimonio del cuerpo mente-colectivo que está interviniendo y algunos han desarrollado capacidades para manejar un determinado volumen de él. El ego de ese trader o de ese grupo, también es su propio límite (su Saturno) y el no reconocerlo tiene consecuencias como las que estamos viendo estos días. Siguiendo el postulado "el mercado no tiene madre", diríamos no tiene luna, nadie contendrá. En ese sentido el mercado no sufre, sufren algunos de los participantes mientras otros sacan provecho, siempre que alguien vende hay otro que compra. Dicho en términos plutonianos, mientras algunos mueren económicamente otros están obteniendo más vida.
En situaciones como la actual, será la creatividad de los que no se apegan a las viejas estructuras y aquellos dispuestos a soltar modos habituales, que les fueron muy efectivos en el pasado los que captarán las nuevas formas que están surgiendo y los que sobrevivirán a la purificación plutoniana del mercado.
Entre otras cosas, se plantea a partir de estos desmoronamientos de las referencias de estabilidad, un nuevo tipo de vínculo entre lo regulado y lo desregulado. Entre los gobiernos y los mercados, entre Saturno y Plutón. Entre los que tienen estructura y los que sólo lo aparentan.
En síntesis, la comprensión y observación del mercado es una pedagogía de alta exposición y entrenamiento en el misterio de las energías transpersonales. Es al mismo tiempo un barómetro del pulso emocional del planeta, de la percepción del futuro y el reflejo de un imperativo de cambio que muchas veces excede las decisiones conscientes de quienes manejan los grandes capitales del mundo.

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