martes, 13 de enero de 2009

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (175)

Jesús aparece plenamente materializado, a los diez apóstoles, en casa de Simón y a Lázaro y a sus hermanas.

1. El anochecer del día de la resurrección había llegado. Los diez apóstoles estaban en casa de Simón en Bethania. El abogado, Tomás, no estaba con ellos.
2. Las puertas estaban cerradas y aseguradas con grandes barrotes, pues los judíos habían dicho que iban a arrojar a todos los galileos de Judea.
3. Mientras conversaban, he aquí que Jesús vino y apareció de pié entre ellos y dijo: “Paz, paz.”
4. Los discípulos se encogieron de miedo. Pensaron que era un fantasma lo que veían.
5. Y Jesús dijo: “¿Por qué os conturbáis así? ¿Por qué tenéis miedo? No soy un fantasma. Soy vuestro Señor y me he levantado de entre los muertos.”
6. “Con frecuencia dije: Me levantaré. Pero no me creísteis. Ahora venid acá y ved. Un fantasma no tiene carne, huesos y músculos, como yo poseo.”
7. “Venid ahora; apretadme la mano, tocad mis pies, colocad vuestras manos sobre mi cabeza.”
8. Y cada uno vino y le apretó las manos y le tocó los pies y le colocó las manos sobre su cabeza.
9. Y Jesús dijo: “¿Tenéis algo que comer?”
10. Y le trajeron un fragmento de pescado y él lo comió en presencia de todos ellos, y entonces creyeron.
11. Nataniel dijo: “Ahora sabemos que él se ha levantado de entre los muertos. El es la garantía de la resurrección de la muerte.” Y Jesús desapareció.
12. Ahora bien, María, Martha, Ruth y Lázaro estaban en su hogar. Habían oído el rumor de que el Señor se había levantado de entre los muertos y Martha dijo:
13. “No puede ser porque tal cosa no ha ocurrido desde que el mundo comenzó.”
14. Pero María dijo: “¿No devolvió el Señor a nuestro hermano de entre los muertos? Seguramente podrá devolverse a sí mismo a la vida.”
15. Y mientras ellos hablan, el Señor apareció en medio de ellos y dijo:
16. “Salud a todos. Porque me he levantado de entre los muertos como el primer fruto de la tumba.”
17. Y Martha corrió y trajo la silla en que el Señor siempre había gustado de sentarse y Jesús se sentó en la silla.
18. Y por largo tiempo hablaron del enjuiciamiento, de las escenas del Calvario y del jardín de Siloam.
19. Entonces Jesús dijo: “No tengáis miedo porque seré vuestro compañero festivo todo el camino.” Y entonces desapareció.

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