domingo, 14 de diciembre de 2008

La carta astral de Jesucristo (última parte)


Teniendo en cuenta la especial coyuntura astrológica del año 7 a.C. y sabiendo que, según los Evangelios, Jesús nació casi con seguridad alrededor de esa época, se podría afirmar que el creador del cristianismo vino al mundo bajo esta importantísima conjunción.

No hay pruebas de ello, pero desde el punto de vista astrológico parece lógico pensar que una persona de una categoría humana y espiritual tan colosal como Jesús nació bajo condiciones astrales muy poco comunes. Así ocurrió, por ejemplo, en los nacimientos de otros destacados guías espirituales, como Buda o Mahoma, grandes papas de la Iglesia católica, como Julio II, San Pío V o Juan XXIII, y figuras intelectuales de la talla de Galileo, Newton, Nostradamus y el escritor William Shakespeare. Además, para que dicho nacimiento tenga aún mucha más relevancia, el Sol ha de estar implicado también en esta gran conjunción. En esta hipotética carta astral se puede ver una colosal conjunción planetaria en el signo de Piscis: nada menos que el Sol, la Luna, Venus, Júpiter, Saturno y Urano. Además, reciben un trígono de Neptuno desde el signo de Escorpio, lo que resalta la importancia espiritual de esta natividad. Sin embargo, Marte y Plutón forman conjunción en Virgo y se oponen a los planetas de Piscis, sugiriendo el destino trágico que finalmente Jesús habría de tener. Nos hallamos ante un tipo astrológicamente puro de Piscis, lo cual no nos debe extrañar si observamos el gran hincapié que Jesús hizo, a lo largo de su vida pública, en el amor generoso, incondicional, sin límite y llevado hasta los mayores extremos del sacrificio, incluso a dar la vida por sus semejantes y orar por sus verdugos. Una doctrina muy singular y diferenciada de las de otros grandes fundadores religiosos y que solo podría provenir de un signo como Piscis en su versión más excelsa y espiritualizada. Desde luego, no se conoce la carta astral de Jesús, y seguramente no se podrá conocer nunca, pero desde el punto de vista astrológico casi con toda seguridad debió de nacer bajo esa gran conjunción de Piscis en el año 7 a.C. y con mayor probabilidad cuando el Sol se encontraba también en el signo.
La era de Piscis
Siempre ha existido una identificación entre Cristo y el signo de Piscis. Se le ha considerado el gran profeta de la Era de Piscis, que tuvo su comienzo justo en los años en que Él venía al mundo. Cristo eligió a muchos de sus discípulos entre pescadores y gente sencilla, sobre todo al más importante de ellos, Pedro. Asimismo llama la atención que los primeros cristianos se reconocieran entre ellos por el signo del pez o que siglos después la mitra de los papas y los obispos recuerde en su forma a un pez.


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