viernes, 12 de septiembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (53)

Jesús pasa la sexta prueba de la hermandad y recibe el sexto grado: AMOR DIVINO.

1. En toda la tierra no había lugar más suntuosamente amoblado que los Salones de la Belleza del templo del sol.
2. Muy pocos estudiantes habían entrado jamás a estos ricos cuartos; los sacerdotes los miraban con sobrecogimiento, y los llaman los Salones de los Misterios.
3. Cuando Jesús triunfó del miedo, conquistó el derecho de entrar en ellos.
4. El guía le condujo, y después de pasar muchos cuartos ricamente amoblados, llegaron al Salón de la Armonía, y allí dejó solo a Jesús.
5. Entre los instrumentos musicales había un clavicordio y Jesús se sentó en modo lleno de pensamiento inspeccionándolo, cuando quedamente una doncella de belleza arrebatadora entró al Salón.
6. Pareció no darse cuenta de la presencia de Jesús, sentado, meditativo, profundamente abstraído en sus pensamientos.
7. Ella se sentó al lado del clavicordio; ella tocó las cuerdas con suma suavidad, y ella cantó los cantos de Israel.
8. Y Jesús estuvo fascinado, nunca había visto semejante belleza; nunca había oído semejante música.
9. La doncella cantó sus cantos: parecía no saber que persona alguna estuviera cerca; y se fue.
10. Y Jesús, hablando consigo mismo dijo: “¿Cuál es el significado de este incidente? Yo no sabía que tal belleza fascinadora y tal encanto como de reina podían encontrarse entre los hijos de los hombres.”
11. “Yo no sabía que la voz de un ángel haya adornado jamás una forma humana, o que la música de los serafines se haya expresado jamás por labios humanos.”
12. Por días se sentó arrobado; la corriente de sus pensamientos había cambiado; no pensaba en nada sino en la cantora y en sus cantos.
13. Anhelaba verla una vez más; y después de ciertos días ella volvió; y le habló y colocó la mano de ella sobre la cabeza de él.
14. Su contacto estremeció toda el alma de él; y por un tiempo, olvidó el trabajo que había sido enviado a hacer.
15. Pocas fueron las palabras que la doncella habló. Se fue. Pero el corazón de Jesús había sido tocado.
16. La llama del amor había prendido en su alma, y se encontró frente a frente con la prueba más dolorosa de su vida.
17. No podía ni dormir ni comer. El pensamiento de la doncella había venido, y no se iría. Su naturaleza carnal clamaba a gritos por la compañera.
18. Y entonces dijo: “He aquí que he conquistado a todo enemigo que he encontrado. ¿Seré ahora conquistado por este amor carnal?”
19. “Mi Padre me envió aquí para que muestre el poder del amor divino, de ese amor que alcanza a toda cosa viviente.”
20. “¿Va a ser absorbido este amor puro, universal por el amor carnal? ¿Olvidaré a todas las demás criaturas y he de perder mi vida por esta hermosa doncella, aunque ella sea el tipo supremo de la pureza y del amor?”
21. Su alma se estremeció en sus fondos más profundos, y por largo tiempo luchó con este ángel ídolo de su corazón.
22. Pero cuando la jornada estuvo casi totalmente perdida, su ego superior se levantó con poder y se encontró a sí mismo otra vez. Entonces dijo:
23. “Aunque mi corazón se rompa en pedazos no fracasaré en ésta, mi más dura prueba. Triunfaré sobre el amor carnal.”
24. Y cuando la doncella vino otra vez y le ofreció su mano y su corazón, él dijo:
25. “Hermosa, tu misma presencia me estremece con delicias: tu voz es bendición para mi alma; mi ego humano ansía volar hacia ti; estaría contento con tu amor.”
26. “Pero el mundo todo tiene hambre de un amor que yo he venido a manifestar.”
27. “Tengo pues que dejarte ir. Pero nos encontraremos otra vez. Nuestros caminos en la tierra no se separarán.”
28. “Te veré entre las multitudes atropelladas de la tierra como ministro del amor. Oigo tu voz que cantando gana los corazones de los hombres hacia cosas mejores.”
29. Y entonces, triste y llorando la doncella se fue, y Jesús quedó otra vez solo.
30. Y en ese instante las grandes campanas del templo repicaron; los cantores cantaron un nuevo, novísimo canto; la gruta resplandeció con luz.
31. El Hierofante mismo apareció, y dijo: “Salud a todos. Salud al Logos triunfante. El conquistador del amor carnal está de pie en las alturas.”
32. Y entonces colocó en las manos de Jesús un rollo de pergamino en el que estaba escrito: AMOR DIVINO.
33. Juntos pasaron de la gruta de la belleza, y en el salón de los banquetes se sirvió una fiesta, de la que fue Jesús el huésped de honor.

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