¿Qué dejó la visita de Cristina Kirchner a Brasil? ¿Cuál será el futuro de los acuerdos que sellaron los mandatarios de ambos países? La reunión se llevó a cabo en un clima de cordialidad pero algunos contratiempos futuros no permitirán que éstos se lleven a cabo.
El 7 de septiembre pasado la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, fue invitada al acto del día de la Independencia de Brasil, en Brasilia. La luna pasaba por sagitario, el país recibía a una mujer. En el cielo ya estaba pactada e iba a ser agradable por la sencilla razón de que tres planetas pasaban juntos por libra. El acuerdo fue posible, se generó en un clima de suavidad mutua y equilibrio en el diálogo. Brasil está viviendo el progreso y está bajo miradas extranjeras, aunque para 2009 las cosas no seguirán igual. Al final de ese año, se vivirán tensiones en los acuerdos y habrá oposiciones sustanciales. Mientras tanto, a Cristina Kirchner se le volverá a enturbiar el mandato a partir de noviembre próximo y su imagen pública se verá aún más deteriorada.
El día de la reunión en Brasil, nuestro país tenía posibilitado un contacto con otro gobierno, y el cielo acompañaba sin tensiones. El encuentro trataba sobre constituir una comisión bilateral y desdolarizar además el comercio en la región. La propuesta hecha bajo el cosmos del 8 de septiembre será fructífera en lo venidero. Mostrará una alianza clave para América del Sur frente al cambio económico que se asoma a nivel mundial. Los encuentros seguirán.
Pero la situación de ambos países sigue siendo de mucha lucha y de futuros cambios estructurales que se harán notar progresivamente. Algo energéticamente confuso se produce en los tratados que Brasil encara ahora. Comercios fraudulentos, negociaciones ocultas, que se desvanecen o engañan. Se esperan grandes cambios para Brasil, fuertes, previos a una revolución. Acompañar esto para Argentina será una posibilidad en un millón, porque nuestro pueblo también reclamará cambios internos urgentes. Las naciones se encontrarán unidas pero en plena transformación mundial. La alianza existe, y se propaga, porque el encuentro último fue sellado bajo fuerzas ideológicas en consenso. Pero habrá un futuro de tensiones similares entre la economía exterior y la de cada nación. La caída del dólar es un canal hacia otro cambio expansivo en la Tierra que retomará decisiones aunadas.
Pero la cooperación tecnológica que se pautó como tema de futura ayuda de Brasil, no será facilitada por el universo, es uno de los engaños del mal uso de las energías contractuales. Además, está previsto avanzar en el proyecto de la represa Garabí, sobre los márgenes del Río Uruguay, que también tendrá dificultades en su materialización. La visión estratégica de ambos mandatarios, dicen ser similares aunque no representan el destino energético y espiritual ni de Brasil ni de Argentina. Sus visiones no abarcan toda la luz sobre la faz de la Tierra actual, por lo menos no, en tiempo y espacio.
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