domingo, 7 de septiembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (48)

Jesús recibe del hierofante su nombre y su número místico. Pasa la primera prueba de la fraternidad y recibe su primer grado: sinceridad.

1. El maestro bajó de la pared un rollo de pergamino en el que estaban escritos el número y el nombre de cada atributo y carácter, y dijo:
2. “El círculo es el símbolo del hombre perfecto, y el siete es el número del hombre perfecto.”
3. “Logos es la palabra perfecta, aquella que crea, aquella que destruye y aquella que salva.”
4. “Este maestro hebreo es el Logos del Uno Santo, el círculo de la raza humana, el siete del tiempo”.
5. Y en el libro del archivo el escribiente escribió: Logos-Círculo-Siete. Y así fue como Jesús fue conocido.
6. El maestro dijo: “El Logos prestará atención a lo que voy a decir: Ningún hombre puede entrar a la luz hasta que se haya conocido a sí mismo. Si esto es así, anda y encuentra tu propia alma y entonces regresa”.
7. Y el guía condujo a Jesús a un cuarto cuya luz era suave, como la luz del comienzo de la aurora.
8. Las paredes de esta cámara estaban marcadas con signos místicos, con jeroglíficos y con textos sagrados; y en esta cámara Jesús se encontró solo, debiendo permanecer en ella por muchos días.
9. Y leyó los textos sagrados, y meditó en el significado de los jeroglíficos y pesó la importancia de la recomendación del maestro de conocerse a sí mismo.
10. Y le vino una revelación, y entró en comunión con su alma, y se encontró a sí mismo, y entonces ya no estuvo solo.
11. Dormía una noche y a la hora de la media noche una puerta que él no había descubierto se abrió y un sacerdote de traje sombrío entró y le dijo:
12. “Hermano mío, perdona que haya venido a esta hora inusitada, pues he venido a salvarte la vida.”
13. “Eres la víctima de un cruel complot. Los sacerdotes de Heliopolis están celosos de tu fama y han decidido que nunca salgas vivo de estas criptas lóbregas”.
14. “Los altos sacerdotes no salen a enseñar al mundo, y tú estás condenado a la esclavitud del templo.”
15. “Por lo mismo, si has de conquistar tu libertad, tienes que engañar a estos sacerdotes, tienes que decirles que has resuelto quedarte aquí toda la vida.”
16. “Entonces, cuando hayas ganado todo lo que deseas ganar, regresaré y por una vía secreta te sacaré de aquí y podrás irte en paz.”
17. Y Jesús dijo: “Hermano mío. Hombre, ¿Has venido a enseñarme el engaño? ¿Estoy dentro de estas santas murallas para aprender la bajeza de la vil hipocresía?”
18. “No, hombre. Mi Padre desprecia el engaño y yo estoy aquí para hacer su voluntad.”
19. “¡Engañar a estos sacerdotes! No, mientras el sol brille. Lo que he dicho, dicho está. Seré sincero con ellos, con Dios y conmigo mismo.”
20. Entonces el tentador le dejó y Jesús volvió a encontrarse solo; pero después de un poco de tiempo apareció un sacerdote vestido de blanco y le dijo:
21. “¡Bien hecho! El Logos ha triunfado. Esta es cámara de la prueba de hipocresía”. Y entonces le guió y Jesús se encontró ante el asiento del juicio.
22. Y todos los hermanos se pusieron de pie, el hierofante avanzó y colocó su mano en la cabeza de Jesús y en sus manos un rollo de pergamino en el que estaba escrita una sola palabra: SINCERIDAD, y no se pronunció ni una sola palabra.
23. El guía volvió a aparecer y a conducirle; y en una habitación espaciosa repleta de todo lo que un estudiante puede anhelar, le rogó a Jesús que descansara y esperara.

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