miércoles, 6 de agosto de 2008

Resonancia Schumann: la aceleración del tiempo (4)

La Resonancia Schumann mide el número 1 como un campo magnético muy alto, y el 13 como uno muy bajo. Desde 1980 y en tan sólo 6 años se elevó de 7.8 Hz hasta 12, cuando estuvo estática por siglos. Esto significa que 16 horas equivaldrían ahora a un día de 24. Si la Resonancia de Schumann llegara a la frecuencia de 13 ciclos, estaríamos en el campo magnético del punto cero. La Tierra detendría su rotación y comenzaría a girar nuevamente en la dirección opuesta. Esto produciría una reversión en los campos magnéticos con el consiguiente desequilibro ecológico y el caos tecnológico de la población mundial.



Cada uno podrá salvar a 15.000 personas

"Caerán mil y diez mil a tu diestra pero a ti no te pasará nada" (Salmo 90 Capítulo 91 versículo 7).

El cerebro es un órgano eléctrico. La memoria, la estructura psicológica humana y muchas de nuestras conductas, aún las más cotidianas se sostienen a partir del campo magnético generado por la tierra y la electricidad que dimana del cerebro. Para los humanos, estabilidad magnética y cordura son casi sinónimos. Desde hace unos dos mil años el campo magnético se debilita de modo sostenido afectando los patrones mentales de la humanidad y de todos los seres vivos que convivimos en este planeta.
Las pruebas están a la vista de todos. El aceleramiento del cambio climático, el aumento de la violencia, no solo relacionada con las guerras. Lo significativo es el aumento de la violencia cotidiana, doméstica, familiar. Varios países de Europa debieron implementar planes de protección frente a este efecto de violencia “privada”. Científicos de varias universidades españolas y francesas destacan que el aumento de la violencia familiar de los últimos años supera, con creces, el registrado en varias décadas anteriores.
Las alteraciones magnéticas también afectan a otros seres vivos. Pájaros que la utilizaban para seguir rutas migratorias se pierden y llegan a otros sitios. Ballenas, orcas, y delfines encallan entre rocas ya que sus cerebros se ven alterados en cuanto a la percepción ya no sólo del tiempo, sino de la realidad.
Todos estos fenómenos irán en aumento a medida que la energía de la cuarta dimensión vaya instalando a la tierra en un posicionamiento físico y mental distinto. El efecto básico y principal es el acercamiento entre la relación causa/efecto. Las causas generaran efectos de un modo tan inmediato que casi no habrá tiempo de separación entre ambos, lo que revolucionará por completo todos los conceptos de la física moderna. Suena absurdo hasta que recordamos la frase: “Y Dios dijo hágase la luz y la luz se hizo”. Con esta frase comienza el libro sobre el que se fundaron las bases de toda la cultura occidental, hace dos mil años. Dos mil años, el momento en el que el magnetismo de la Tierra comenzó a declinar.
La fase final será un período en el que si no tomamos, frente a un hecho desgraciado, una actitud positiva, la situación empeorará. Solo pensando en una catástrofe, la vamos a provocar. Debemos cuidar nuestros pensamientos y ponerlos en armonía con lo positivo, porque todo se irá agravando y cuando se acerque el punto crítico, el punto Cero, será demasiado tarde para improvisar. Pero siguiendo las leyes universales y actuando en consecuencia, nada podrá dañarnos. Actuar con más serenidad, hacer las cosas con amor y compromiso interior creará una energía armonizadora que hará que la Tierra reencuentre su equilibrio.
Muchos afirman que la salvación es ser parte del fenómeno, reencontrando y estableciendo una nueva relación, directa, sensible y sensitiva, con los cuatro elementos que componen el mundo: el agua, la tierra, el fuego y el aire. Sin la imposición de preconceptos podríamos guiarlos y dejarnos guiar por ellos en una nueva forma de unión constructiva. Se afirma también que una sola persona, comprometida sinceramente con este pensamiento, tendrá la capacidad de guiar y poner a salvo a 15.000 personas. Con un grupo de 500.000 seres humanos comprometidos con la nueva era, distribuidos por el mundo, actuando al unísono, involucrado con esta nueva visión de futuro, se lograría que el pasaje del estado actual al de la cuarta dimensión sea posible. Sin víctimas, humanas y no humanas, en todo el planeta. Ahora, la pregunta es ¿estamos a la altura de este desafío? ¿Aceptaríamos comprometernos de un modo tan profundo y sincero como para que su gesto salve a 15.000 personas? Todo nos parece lejano aunque el tiempo pase cada vez más rápido. Las respuestas están en el futuro.

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