¿Quién es Obama?

El paso hacia adelante que genera su candidatura política está llena de oportunidades, pero su carta natal permite otra lectura. Aquello que lo hace revolucionario en ideas, también lo hará animar enemigos, creará lazos poco duraderos y tendrá varios reveses políticos. Ni Urano ni Plutón ni Marte toleran la paz ni la conservación. El cambio es premisa fundamental en estas vibraciones astrológicas. Con motivo de su cumpleaños número 47, en el día de ayer, la astróloga Paula Basile confeccionó la carta astral de Barack Obama.

He aquí su más relevante estado cósmico al nacer: un destino obligado a asociarse con lo diferente, lo no convencional, lo diverso, cuasi libre, con su Urano conjunción Nodo Norte en Casa VII, por un lado. Y por el otro, un canal de espiritualidad por donde pasa su ego desesperante, con su Neptuno como planeta más elevado de la carta natal. Estos dos factores astrológicos descollan significados e intereses.
Leonino y con una corta trayectoria política, conquistó la posibilidad de liderar Estados Unidos, con su discurso vehemente, imponente y su diversidad racial como plurirreligiosidad, y juventud. Otros tantos líderes políticos fueron leoninos: Bill Clinton, Fidel Castro, Alberto Fujimori, Napoleón…grandes dictadores…pero ayer cumplió años su individualidad, su signo solar Leo adaptado a una existencia particular dentro de un específico contexto político, social y económico.

Significadores
Su oratoria es excelente, proviene de su Luna en Géminis. Esto, dicen, enamoró a su mujer: la capacidad de llegar a la gente. Ella es Capricornio, combinación clásica en parejas compatibles, Capricornio y Leo. Ella es ambiciosa y fiel, él ambicioso y… Lo asombroso de la carta natal es que tenga varios planetas en casa VII para nada benéficos. Que no condicen con un matrimonio tan estable y de tan buen equilibrio e intercambio como intentan demostrar.
Uno de los planetas en Casa VII es Urano, lo que traduce las relaciones en inestables, claustrofóbicas y con una tendencia a escapar de ellas y vincularse discontinuamente con lo diferente. Le atrae lo original, nuevo, distinto. También acá se materializa su energía en esta propuesta política de expandir la tecnología (Urano), en las votaciones públicas y en función del pueblo americano.
Luego le sigue Plutón, que es el dueño de las tinieblas, de la transformación, ninguna pareja resiste esta fuerza en su duración, jugando la traición, lo oculto y el poder en las relaciones. Y termina la Casa VII con un Marte que por suerte está en Virgo, así que calma su lucha y su fuerza por una astucia inconmensurable y un constante escrutinio de sus actos con “un otro”. Por todas estas cualidades astrológicas, no condice su discurso de apoyar el casamiento gay, cuando dice que el matrimonio es únicamente entre un hombre y una mujer, pero sí condice con una frase que dijo en sus declaraciones post-victoria: "El tiempo del cambio ha llegado", porque toda la casa VII es muy determinante en su destino.

La osadía de la esperanza
Se siente llamado a materializar un cambio, cambio imprevisto por cierto, ayudado y contenido por la fe en la que se apoya constantemente, más que fe, un sueño. Aquí es donde entra el otro factor astrológico relevante, su Neptuno elevado, que describe a alguien que curiosea el altruismo, el ideal y lo espiritual.
Pero su neptuno también se expresa en su best seller, “La osadía de la esperanza”, inspirado tal vez en “Tengo un sueño” de Martin Luther King, salvando las distancias y el contexto histórico.
¿Por qué le pondría ese título? “La osadía de la esperanza” tuvo mucho éxito y fue escrito con gran elocuencia y claridad afirmando, una vez más, su luna en Géminis: llena de palabras y necesidades de expresarse. Se muestra un Neptuno, que sería el soñador, el idealista, el líder espiritual, que puede salvar la Nación, en Escorpio. Acá llega el punto donde todo se tiñe de ocultas aspiraciones, de bravos intereses que no pueden aclararse, de metas confusas, obsesiones y hasta regeneramiento de la identidad. Su clara sed de poder, si usamos la analogía de Neptuno como agua y de Escorpio como ambición.
Es un leonino carismático lleno de perturbaciones con sus vínculos, que tal vez hasta promueva una reforma de inmigraciones, recordando sus vivencias familiares (Júpiter conjunción saturno), luche por un mejoramiento del sistema de salud por su propia hipocondría y debilidad física (sol en Casa VI y Marte en Virgo) e intente un nuevo modelo de liderazgo (Urano en Leo) a través de sus asociaciones futuras, aunque todavía no ha ganado el voto de Sudamérica, pero si ha promovido viajes a Israel, Pakistán e intentado disminuir la obsesión por el petróleo y la guerra.
Todo el caudal energético de su carta natal, debe tener un contexto que encastre con su destino para poder ejecutarse en su totalidad. Así nos pasa a todos, muchos nacemos con una cualidad energética que no está provista de libertades en determinada época y en otra se encauza mejor. En el caso de Obama, su llamamiento a una victoria de la antidiscriminación racial está siendo escuchada por ser ésta una época uraniana, que nos lleva a todos los pueblos a la unión de las diferencias y una moderna síntesis de culturas, razas y religiones.
Sus apariciones orgullosas son típicamente leoninas, al decir en su discurso triunfal: “Este es nuestro momento para restaurar la imagen de nuestro país como la última y la mejor esperanza sobre la faz de la Tierra”. Acá es cuando todas sus capacidades de intercambio e innovación quedan relegadas a la separatividad y hegemonía de EE.UU. Ese Neptuno de su carta, que lo hace idealista y promotor de verdades, listo para un nirvana político, también lo hunde en el agua de la confusión, de un leonino que intenta ser el gran pez de aguas aún turbias.