La Resonancia Schumann mide el número 1 como un campo magnético muy alto, y el 13 como uno muy bajo. Desde 1980 y en tan sólo 6 años se elevó de 7.8 Hz hasta 12, cuando estuvo estática por siglos. Esto significa que 16 horas equivaldrían ahora a un día de 24. Si la Resonancia de Schumann llegara a la frecuencia de 13 ciclos, estaríamos en el campo magnético del punto cero. La Tierra detendría su rotación y comenzaría a girar nuevamente en la dirección opuesta. Esto produciría una reversión en los campos magnéticos con el consiguiente desequilibro ecológico y el caos tecnológico de la población mundial.
Los mayas predijeron estos cambios
El descubrimiento de Schumann es reconocido por los geofísicos que siguen la evolución de este fenómeno mundial, junto con la disminución del magnetismo terrestre. Sin embargo, antiguos calendarios, culturas milenarias como la maya, ya incluían, en sus predicciones, la evolución cíclica de nuestro planeta, fenómenos similares a los que están aconteciendo. De hecho, el ingreso a una nueva dimensión fue predicho por el calendario maya con una fecha clara, precisa y exacta. Tan exacta como la medición Schumann. Es para el año 2012. Sin que nada pueda vincular, en apariencia, a los geofísicos modernos con los antiguos mayas y sus calendarios, ambos grupos tienen una cosa en común. Los geofísicos que siguen el incremento de la resonancia Schumann y la disminución de la emisión magnética del planeta tierra creen que uno de los momentos en los que se produzca la conjunción investigada es en el año 2012. El calendario maya predijo que para 2012 habremos entrado en una nueva dimensión.
Tradiciones antiguas que confirma la ciencia. Metáforas confusas que, traducidas en términos científicos cobran sentido. Ciencias que descubren lo que se conocía hace más de dos mil años. Nos movemos en una extraña conjunción donde todo lo que dábamos por cierto se derrumba para dejar sitio a las respuestas que nos llegaran del futuro. Algo está cambiando aceleradamente. Hay una puerta que se está abriendo. Quien quiera resistirse que lo haga, pero la puerta se abre para todos. Quien quiera entrar que entre. Desde hace miles de años los maestros de la humanidad cuentan, a quien tenga oídos para escuchar, que cruzando ese umbral sólo nos esperan milagros.
(Continuará)
El descubrimiento de Schumann es reconocido por los geofísicos que siguen la evolución de este fenómeno mundial, junto con la disminución del magnetismo terrestre. Sin embargo, antiguos calendarios, culturas milenarias como la maya, ya incluían, en sus predicciones, la evolución cíclica de nuestro planeta, fenómenos similares a los que están aconteciendo. De hecho, el ingreso a una nueva dimensión fue predicho por el calendario maya con una fecha clara, precisa y exacta. Tan exacta como la medición Schumann. Es para el año 2012. Sin que nada pueda vincular, en apariencia, a los geofísicos modernos con los antiguos mayas y sus calendarios, ambos grupos tienen una cosa en común. Los geofísicos que siguen el incremento de la resonancia Schumann y la disminución de la emisión magnética del planeta tierra creen que uno de los momentos en los que se produzca la conjunción investigada es en el año 2012. El calendario maya predijo que para 2012 habremos entrado en una nueva dimensión.
Tradiciones antiguas que confirma la ciencia. Metáforas confusas que, traducidas en términos científicos cobran sentido. Ciencias que descubren lo que se conocía hace más de dos mil años. Nos movemos en una extraña conjunción donde todo lo que dábamos por cierto se derrumba para dejar sitio a las respuestas que nos llegaran del futuro. Algo está cambiando aceleradamente. Hay una puerta que se está abriendo. Quien quiera resistirse que lo haga, pero la puerta se abre para todos. Quien quiera entrar que entre. Desde hace miles de años los maestros de la humanidad cuentan, a quien tenga oídos para escuchar, que cruzando ese umbral sólo nos esperan milagros.
(Continuará)
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