martes, 26 de agosto de 2008

Evangelio Acuario de Jesús El Cristo (36)

Sección VII

ZAIN

VIDA Y TRABAJOS DE JESÚS
EN EL TIBET Y EN LA INDIA
OCCIDENTAL

Jesús en Lassa. Se encuentra con Mengste quien le ayuda a leer los manuscritos antiguos. Va a Ladak. Cura a un niño. Relata la parábola del hijo del rey.


1. En Lassa del Tibet había un templo de maestros, rico en manuscritos de antiguas tradiciones.
2. El sabio indio había leído estos manuscritos y reveló a Jesús muchas de las lecciones escritas que ellos contenían; pero Jesús quería leer por sí mismo.
3. Y como Mengste, el sabio más grande del lejano Este estaba en este templo del Tibet.
4. Aunque el sendero a través de las alturas de Emodus era difícil, Jesús resolvió encaminarse allá y se encaminó y Visyapati le proveyó de un guía de su confianza.
5. Y Vidyapati mandó un mensaje a Mengste en el que le habló del sabio hebreo y le pidió que le recibieran bien los sacerdotes del templo.
6. Y después de muchos días y de grandes peligros, el guía y Jesús llegaron al templo de Lassa en el Tibet.
7. Y Mengste abrió de par en par las puertas del templo y todos los sacerdotes y los maestros dieron la bienvenida al sabio hebreo.
8. Y Jesús tuvo acceso a todos los manuscritos secretos y con la ayuda de Mengste los leyó todos.
9. Y Mengste con frecuencia habló acerca de la edad que comenzaba y de los ritos sagrados más adaptables a la gente de esa edad.
10. En Lassa Jesús no enseñó. Cuando hubo concluido sus estudios en las escuelas del templo, emprendió viaje al oeste. En muchos villorrios se quedó por algún tiempo y enseñó.
11. Finalmente llegó a la garganta y en la ciudad Ladaka, Leh, fue recibido afectuosamente por los monjes, los comerciantes y los hombres del estado bajo.
12. Y en el monasterio moró y enseñó. Y entonces buscó las gentes ordinarias en la plaza del mercado, y allí enseñó.
13. No lejos de allí vivía una mujer cuyo hijo estaba mortalmente enfermo. Los médicos habían declarado que no había esperanza, que el niño tenía que morir.
14. La mujer oyó decir que Jesús era un maestro enviado por Dios, y creyó que tenía el poder de curar a su hijo.
15. De modo que tomó en los brazos a su hijo y corrió con gran prisa y pidió que le permitieran ver al hijo de Dios.
16. Cuando Jesús vio su fe, levantando los ojos al cielo dijo:
17. “Mi Padre Dios, deja que tu poder divino me sature y deja que la Santa Respiración llene plenamente a este niño para que él pueda vivir”.
18. Y en presencia de la multitud puso su mano sobre el niño y dijo:
19. “Buena mujer, tú eres bendita; tu fe ha salvado a tu hijo”. Y el niño quedó bueno y sano.
20. Las gentes estaban asombradas y decían: “Seguramente que este es el Uno Santo que ha tomado forma corpórea, porque el hombre solo no puede quitar así una fiebre y salvar un niño de la muerte.”
21. Y muchos del pueblo, trajeron a sus enfermos, y Jesús habló la palabra y los enfermos se sanaban.
22. Entre los Ladakas Jesús moró muchos días; les enseñó como orar, como borrar culpas y como hacer de la tierra un cielo de goce.
23. Las gentes le amaban por sus palabras y por sus obras, y cuando finalmente resolvió irse, se afligieron tanto como se aflige un niño cuando se va su madre.
24. Y en la mañana, al comenzar la jornada, las multitudes estuvieron allí a estrecharle la mano.
25. A ellos se refirió una parábola diciendo: “Cierto Rey de tal manera amaba a las gentes de su reino que envió a ellas a su hijo único con preciosos regalos”.
26. “El hijo fue a todas partes y regó los regalos con mano generosa.”
27. “Pero existían sacerdotes que mangoneaban iglesia de dioses extraños quienes se disgustaban de que el rey no haya hecho tales regalos por intermedio de ellos.”
28. “Por esta razón, buscaron alguna causa para que toda la gente odiara al hijo y dijeron: Estos regalos no son de valor, sino son falsificados.”
29. “Entonces las gentes arrojaron las piedras preciosas y el oro y la plata en las calles, y cogieron al hijo y le golpearon, le escupieron y le arrojaron de en medio de ellos”.
30. “El hijo no se resintió de los insultos y crueldades sino que oró así: mi Padre-Dios, perdona a éstas creaciones de tus manos, pues son simplemente esclavos que no saben lo que hacen.”
31. “De modo que, mientras le golpeaba, él le repartía comida y los bendecía en amor sin límite”
32. “En ciertas ciudades el hijo fue recibido con goce, de modo que con gusto se hubiera quedado allí alegrando sus hogares, pero no le era dado estacionarse, pues tenía que llevar regalos a cada cual en los vastos dominios del rey”
33. Y Jesús agregó: “Mi Padre-Dios es rey de toda la humanidad y me ha enviado con todos los regalos de su amor sin par y de su riqueza sin límites.”
34. “Por lo mismo a todas las gentes de todas las tierras tengo que llevarles estos regalos: Esta agua y este pan de vida”.
35. “Me voy, pero nos encontraremos otra vez. Porque en mi Patria hay sitio para todos. Yo prepararé lugar para vosotros”
36. Y Jesús levantó las manos en bendición silente y luego se fue.

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