viernes, 15 de agosto de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (25)

Jesús enseña a los sudras y a los campesinos. Relata la parábola de un noble y de sus hijos injustos. Hace conocer las potencialidades de todo hombre.

1. Cuando Jesús vio a los sudras y a los campesinos que en grandes multitudes acercándose a oír sus palabras, les habló una parábola y dijo:
2. “Un noble poseía una vasta hacienda. Tenía cuatro hijos, los que deseaba que crecieran fuertes, dependiendo de sí mismos y haciendo uso de todos los talentos que poseían.”
3. “Y dio pues, a cada uno una parte de su gran riqueza, y los despidió para que fueran por sus caminos.”
4. “El mayor era egoísta, ambicioso, astuto y de rápido pensamiento.”
5. “Y se dijo a sí mismo: Yo soy el mayor. Mis hermanos deben ser mis sirvientes a mis pies.”
6. “Y entonces llamó a sus hermanos, y a uno de ellos lo hizo un rey maniquí, le dio una espada y le encargó defender toda la hacienda.”
7. “A otro le dio el uso de las tierras y de los pozos de vertientes, y de las aves y de los rebaños, y le ordenó cultivar los campo y traerle lo selecto de sus ganancias.”
8. “Y al último le dijo: Tú eres el hijo más joven. Toda la hacienda está ya dada. Tú no tienes arte ni parte en cosa alguna de lo que hay.”
9. “Entonces tomó una cadena y sujetó a su hermano a una roca desnuda del desierto. Y le dijo:
10. Has nacido esclavo. No tienes derechos. Tienes que contentarte con tu suerte, porque no hay alivio para ti hasta que te mueras o te vayas de aquí.”
11. “Y cuando hubieron transcurrido ciertos años, el día del ajuste de cuentas llegó. El noble llamó a sus hijos a cuentas.”
12. “Y cuando supo que uno de ellos, el mayor, se había apropiado de toda la hacienda, y había hecho esclavos a sus hermanos...
13. “... le agarró, le despedazó los hábitos sacerdotales y le metió en un calabozo donde tuvo que estarse hasta que hubiere pagado por todos los errores cometidos.”
14. “Y entonces, como si se tratara de juguetes, arrojó por los aires el trono y la armadura del rey maniquí, trozó su espada y le metió en un calabozo.”
15. “Y entonces llamó al agricultor y le preguntó por qué no había rescatado de sus duras cadenas a su hermano aherrojado en el desierto.”
16. “Y como el hijo no contestara, el padre se apropio de la aves y de los rebaños, y de los pozos de vertientes.”
17. “Y le mandó a su hijo agricultor a vivir en las arenas del desierto, hasta que haya pagado por todos sus errores cometidos.”
18. “Y entonces se fue y encontró a su hijo más joven cruelmente encadenado; y con sus propias manos rompió las cadenas y dejó que su hijo se fuera en paz.”
19. “Y cuando los hijos hubieron pagado su deuda, vinieron otra vez y se pusieron de pie ante el foro de la justicia.”
20. “Todos ellos habían aprendido su lección y la habían aprendido bien. Y otra vez el padre dividió la hacienda.”
21. “Dio a cada uno una porción igual y les ordenó que reconociesen la ley de equidad y justicia y que viviesen en paz.”
22. Y uno, un sudra, habló: “¿Nos es permitido a nosotros, los esclavos, que somos degollados como las bestias por cualquier capricho de los sacerdotes, esperar que alguien venga a romper nuestras cadenas y a liberarnos?”
23. Y Jesús dijo: “El Uno Santo ha dicho que todos sus hijos serán libres, y toda alma es hija de Dios.”
24. “Los sudras serán tan libres como los sacerdotes; los campesinos caminarán dándose la mano con los reyes, porque el mundo reconocerá la hermandad humana.”
25. “¡Oh, hombres, levantaos! ¡Sed concientes de vuestros poderes, pues quien hace un acto de voluntad no necesita ser esclavo!”
26. “Vivid como deseeis que viva vuestro hermano; desarrollaros diariamente como la flor, porque la tierra es vuestra y el cielo es vuestro y Dios os traerá lo que es vuestro.”
27. Y todo el gentío gritaba: “Muéstranos el camino de que, como la flor, podamos desarrollarnos y podamos llegar a lo que es nuestro.”

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