miércoles, 22 de abril de 2009

Día Mundial de la Tierra

Fue un político estadounidense quien en momentos de protestas sociales por la Guerra de Vietnam, convocó a una manifestación por el medio ambiente. Una causa que logró llevar al Congreso y así otorgarle al día del equinoccio de otoño, para nuestro hemisferio, y primavera para el hemisferio Norte, la celebración del Día de la Tierra, exactamente el 22 de abril del año 1970.

Cada año mundialmente se festeja el Día de la Tierra y la convocatoria sigue como la primera vez, con más de dos decenas de millones de personas, conformando una red ambiental que quisiera “celebrar todos los días el Día de la Tierra”. (En Buenos Aires, el encuentro es en Plaza Naciones Unidas el sábado 25 de abril).
La forestación, el smog, la polución, el efecto invernadero, los gases, la contaminación del mar, de la tierra, la urbanización, etc, han sido temas que urgen en algunas políticas y muchos sectores están aplicando medidas ecológicas dentro de sus actividades.
Situaciones que nos llevan a responsabilizarnos ante tantos cambios climáticos y hasta culpabiliza globalmente únicamente al ser humano que plaga y estorba al planeta.

Pero somos, como especie humana, producto de la vida. De la vida en la Tierra, que evidentemente nos deja igual espacio para nuestras constantes consecuencias. Vida que ha pasado por infinitas manifestaciones con poca o mucha densidad poblacional, cuando ni existíamos o cuando ya superpoblamos, cuando ni sociedades había, cuando vírgenes las tierras estaban, siempre la naturaleza ha obrado libremente, a través de las más increíbles formas y seguirá obrando mientras siga la órbita de la Tierra girando alrededor de un centro Solar y fuerza energética que impulsa las existencias.

La conciencia ambiental se expande como nuestras capacidades y adaptaciones. La evolución es constante, el cambio es constante, todo está en movimiento sin paradas y el hombre se refleja totalmente en su medio y en su naturaleza y viceversa. La realidad del medio ambiente es un canal de relación a la megadiversidad del mundo actual. Un excelente vínculo conector para otros miles de propósitos en los que no se trata sólo el ocuparnos del planeta sino de ocuparnos de la vida misma.

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