sábado, 28 de marzo de 2009

La espiritualidad garantiza la felicidad de los niños

La razón: la espiritualidad, considerada como un sistema interno de creencias, produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal. La religiosidad y el dinero, en cambio, no los hacen más felices.

La espiritualidad determina el grado de felicidad de los niños, señala un estudio realizado por los científicos Mark Holder, Ben Coleman y Judi Wallace, de la Universidad de Columbia, en Canadá, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista especializada Journal of Happiness Studies. Los mismos resultados apuntaron, sin embargo, a que las prácticas religiosas (como ir a la iglesia, rezar o meditar) no influyen en el nivel de felicidad infantil. Una explicación posible para esta ausencia de relación podría ser que los padres, y no los niños, son los que determinan la frecuencia de estos hábitos, explican los investigadores. La espiritualidad podría describirse como el hecho de tener un sistema interior de creencias, mientras que la religiosidad es una actividad más organizada y externa, que puede estar basada en una iglesia, un libro, prácticas o rituales, etc. La investigación fue llevada a cabo en cuatro colegios públicos y dos privados (religiosos), con un total de 761 niños. A todos ellos se les sometió a seis cuestionarios distintos con los que se midieron los niveles de felicidad, espiritualidad y religiosidad de los pequeños, así como su temperamento natural. Los padres de los niños también participaron en las encuestas, informando sobre el grado de felicidad y el tipo de temperamento de sus hijos. Los niños más felices resultaron ser los más sociables y los menos tímidos.

El dinero no da la felicidad

Estos resultados coinciden con los de estudios similares realizados a adultos y adolescentes. Diversas investigaciones han demostrado que existe una relación positiva similar entre la espiritualidad o la religiosidad y la satisfacción vital, la felicidad o el bienestar. Según explica Holder en un artículo publicado anteriormente por la Universidad de Columbia, factores como el dinero contribuyen poco a la felicidad de los niños. De hecho, señala el investigador, el dinero sólo explicaría el 1% de los sentimientos de felicidad de los pequeños, tanto si éstos estudian en colegios públicos como si lo hacen en colegios privados. Es la espiritualidad, en cambio, la que produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal. En definitiva, la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva.

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