domingo, 25 de enero de 2009

Los eclipses de 2009

Para poder observar un eclipse total de sol en Argentina, habrá que esperar al menos hasta el año 2010, que se hará visible en la Patagonia. Pero del otro lado del globo terráqueo podrán observarse seis eclipses durante este 2009. Dos eclipses solares y cuatro lunares.

Un eclipse es la ocultación de un astro por otro. En un eclipse solar, nuestra luna tapa la imagen del sol. Un fenómeno cautivante visto desde la tierra que no resulta así en el espacio y no se lo reconoce aún en sus efectos sobre la humanidad, aunque no se puede negar el ritmo biológico que nos provee junto con el Sol.
Se subestima a la Luna. Sin embargo, si no estuviera presente no habría días de 24 horas, serían de 6 a lo sumo. La Luna es la que de algún modo mueve las mareas creando el llamado “bulto de mareas” en el momento en que las rotaciones tanto de la Tierra como de la Luna escapan a la sincronización que mantienen. La Tierra y la Luna se sostienen por la gravedad y se mantienen en una relación constante. Son las luminarias de nuestros cielos.
El primero eclipse de Sol del año ocurrirá el 26 de enero, que será en el signo de Acuario. El segundo será total y ocurrirá en el signo de Cáncer, el 22 de julio. Se verán en otras áreas geográficas, no en América, pero tienen una segura consecuencia a nivel biológico, anímico y hasta bioenergético en todas las formas de vida, provocando esotéricamente una instancia de renovación espiritual, yoica y conciente debido a las posiciones en donde se producen.
Este fenómeno ya ni nos asombra ni nos perturba como en otras épocas, pero indudablemente si la Luna mueve mareas, y nosotros tenemos casi 80% de agua en nuestros organismos, debe de haber alguna manifestación colectiva de semejante momento cósmico. No hace falta ya usar los eclipses para asustar poblaciones, para dominar, conquistar o como rito de alabanzas o sacrificios, como si la naturaleza del cielo estuviera enviándonos mensajes. Pero estamos en otros tiempos en que si bien no nos sometemos a fuerzas cósmicas concientemente, a lo sumo podríamos contemplarlas en otros niveles de significación.
El primer eclipse de Luna será el 9 de febrero con Luna en Leo, luego el 7 de julio, con Luna en Capricornio, otro el 6 de agosto con Luna en Acuario y el último se producirá el 31 de diciembre con Luna en Géminis.
La luna se esconderá detrás de un cono de sombra que la tierra proyecta alineada con el Sol. Esto ocurre en lunas llenas y si animales han medido sus comportamientos por movimientos lunares, como los que procrean especialmente en Luna llena, o los lobos que le aúllan a ésta, también las guardias de emergencias suben sus demandas en Luna llena y tasas de mortalidad y nacimiento también se desfasan de sus promedios en estos períodos.
Que la luna se esconda, tal vez indique un corte de un suministro fundamental para nuestra visión terrestre haciéndonos entrar a otro nivel de percepción, de relación y de contenido colectivo emocional en todos los humanos, al momento en planos invisibles.
Estos sucesos son tan llamativos, no sólo por el poder visual que presentan, sino porque en realidad las medidas del Sol y de la Luna como simples círculos ni siquiera son de tamaños parecidos, pero es este punto de este planeta que hace que nuestra visión pueda combinar las circunferencias de ambos en nuestra vista y lograr ver como un astro tapa a otro. Es un efecto óptico, pero somos resultados de efectos ópticos justamente como sociedad, como habitantes de este planeta y como seres ya dispuestos en conjunto a ritmos de estas luminarias junto con todo el equilibrio cósmico.

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