viernes, 2 de enero de 2009

El manejo de la mente

La forma no es la materia que la refleja, contiene o expresa, responde siempre a una forma ya existente en los planos sutiles o energéticos. La variedad de forma energética más sutil es la forma mental. La mente humana es sólo una "cristalización" de la Mente Cósmica en la cual está inserta su voluntad de ser: lo que los indos llaman Manas Taihasi.

La forma material es siempre pasajera y perecedera; y vive tanto como la forma mental que la alienta.
Dada la plasticidad de los planos sutiles, una Idea-Forma tiene una gran efectividad, pues se adapta como Ser para plasmarse en la substancia del mundo fenoménico, que es el que vulgarmente percibimos. Una forma mental, debidamente expresada y alimentada, produce inexorablemente cambios en la esfera de lo material, que siempre se deja arrastrar por ella, ya que la materia no tiene ni forma ni voluntad, fuera de su propia existencialidad. Así se encadenan las corrientes de opinión, las modas, la propaganda. Son meras formas mentales dirigidas a obrar sobre la materia después de haber ejercido su poder sobre las mentes abúlicas de los hombres masificados. Los colores, los sonidos y músicas, las actitudes, las maneras de vivir constituyen la "moral" del momento, o sea, la "costumbre" que rige a las masas. En la lucha de las formas mentales, la más organizada y fuerte se impone, y con los restos de las ideas vencidas construye refuerzos para su propia forma.
A esto sólo se lo pude vencer con otra forma mental de signo contrario y mayor fuerza, sobre todo espiritual, ya que los actos expresados en los planos más sutiles tienen prioridad sobre los menos sutiles, que son más lentos y frágiles, por su propia "vitrificación". Una Idea-Forma, motivada por el espíritu y bien delineada por una mente poderosa, puede sobreponerse a las ideas-forma de los vicios y de todo aquello que tenga que ver con el inestable mundo psicofísico. Todo ser humano tiene en su seno espiritual la fuerza necesaria para plasmar y emitir formas mentales. La general debilidad de las emisiones se debe al desconocimiento de la técnica y a las dudas sembradas en las propias almas por la fragilidad, la duda y el capricho. Pero las mentes disciplinadas por el esfuerzo, la voluntad de ser, la carencia de vicios e ideas circulares que consumen energía sin salir de su órbita, ofrecen interesantes oportunidades de vencer toda forma de adversidad, transmutándola en experiencia positiva y en hechos exitosos. La disciplina física, la higiene, las canciones, los bellos panoramas, los sentimientos altruistas son auxiliares invalorables en la lucha contra una mala forma mental. Son ayudas la oración y el trabajo, el sentido heroico de la generosidad hacia nuestros semejantes y la propia dignidad de la persona. ¿Cómo se domina definitivamente una forma mental? Venciéndola dentro de nosotros mismos. Quien no se domine a sí mismo jamás podrá dominar su entorno que en primer lugar está constituido por sus propios vehículos de conciencia en lo pasional, vital y físico. La forma mental nefasta pudo haber sido rechazada pero no transmutada. Si pensamos en la plasticidad de las formas mentales, veremos qué difícil es estar seguro de que las hemos dejado atrás. Esa seguridad la darán los cambios que ocurren en la vida de la persona que ha hecho el esfuerzo. Si física, vital, psíquica y mentalmente es más limpio y puro, es que ha triunfado.

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