miércoles, 3 de diciembre de 2008

Evangelio Acuario de Jesús El Cristo (134)

Jesús enseña en el templo. Sus palabras irritan a las autoridades del templo. Nicodemos le defiende. Pasa la noche en oración en el Monte de los Olivos. Al día siguiente otra vez enseña en el templo. Le traen a una adúltera para que la juzgue.

1. En el último día de la fiesta y mientras la gente estaba en los patios, Jesús dijo:
2. “Todo el que tenga sed puede venir a mi y beber.”
3. Quien cree en mi y en el Cristo que Dios ha enviado puede beber la copa de la vida y de lo más íntimo de su ser fluirán arroyos de agua viviente.”
4. “La Santa Respiración le hará sombra y respirará la Respiración y hablará las palabras y vivirá la vida.”
5. Las gentes estaba divididas en sus opiniones respecto a él. Algunos decían: “Este hombre es profeta del Dios viviente.”
6. Y otros decían: “Es el Mesías que nuestros profetas decían que vendría.”
7. Y otros decían: “No puede ser el Cristo, pues viene de Galilea, el Cristo debe venir de Belén donde David vivió.”
8. Otra vez los sacerdotes y los fariseos enviaron a sus oficiales a traerle ante la justicia para que dé cuenta de su vida, pero cuando regresaron y no le trajeron,
9. Los gobernantes de la sinagoga enfurecidos dijeron: “¿Por qué no prendisteis a ese hombre y le trajisteis al Tribunal?”
10. Los oficiales contestaron: “Nunca hemos oído a un hombre hablar como él habla.”
11. Los fariseos en ira, se pusieron de pié y dijeron “¿Habéis enloquecido? ¿Habéis sido influenciados por él y por el error? ¿Sois discípulos de este hombre?”
12. “¿Hay alguno de los gobernantes del templo o de los fariseos que crea en él? La plebe, si. Ellos pueden creer. Ellos son unos malditos. Ellos no saben nada.”
13. Pero Nicodemos avanzó hacia los gobernantes del templo y les dijo: “¿Pueden los jueces judíos juzgar a un hombre y sentenciarle sin oírle su defensa? Permitid a Jesús que se defienda ante el tribunal.”
14. Los gobernantes dijeron: “Este Jesús es un astuto. Si le permitimos que se defienda, nos responderá cara a cara y las multitudes se reirán de nosotros y se pondrán de su lado.”
15. “Por otra parte bien sabéis que los profetas no vienen de Galilea.”
16. Los gobernantes del templo sintieron la fuerza de lo que los oficiales y Nicodemo habían dicho y no dijeron más.
17. Las multitudes se fueron cada uno a su casa, pero Jesús se fue al Monte de los Olivos donde pasó la noche en meditación.
18. Mas así como el sol hubo aparecido en la mañana, Jesús regresó y muchas gentes vinieron a verle en los patios del templo donde él se sentó y enseñó a las multitudes.
19. Los fariseos y los escribas estaban todavía atentos a ver si decía algo que les dé causa para condenarle por las palabras que hablara.
20. Los oficiales del templo habían prendido a una cortesana en el acto mismo criminal y mientras Jesús enseñaba, le trajeron a la mujer, la colocaron en el medio y dijeron.
21. “Maestro, esta mujer vil ha sido sorprendida en adulterio. La Ley de Moisés dice que semejante mujer debe morir, apedreada hasta la muerte. ¿Cuál dices tú que debe ser su castigo?”
22. Y Jesús se inclinó e hizo una figura en el suelo y en ella colocó el número de un alma, y entonces se sentó en pensamiento silente.
23. Y cuando los sacerdotes le exigieron que hablara dijo: “El que no haya pecado que avance y que sea el primero que le arroje una piedra.”
24. Entonces cerró los ojos y no dijo ni una palabra más. Cuando se levantó y vio que la mujer estaba completamente sola, dijo:
25. “¿Dónde están los que aquí te trajeron? Tus acusadores.”
26. La mujer dijo: “Todos se han ido. No hay aquí ni uno que me condene.”
27. Y Jesús dijo: “Y yo tampoco te condeno. Ándate en paz y no peques más.”

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