martes, 2 de diciembre de 2008

En unos cincuenta años se podrá obtener energía por medio de la fusión nuclear

El ingeniero aeronáutico Amable Liñán, considerado una autoridad mundial en el campo de la combustión y premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1993, ha analizado la evolución humana en el uso de combustibles y los retos de futuro a los que se enfrenta la humanidad por el agotamiento del carbón y del petróleo como principales fuentes de generación de energía.

El catedrático apuesta para el futuro por otras fuentes de energía como "la solar fotovoltaica o térmica, o la eólica, sin olvidar en este período de transición la nuclear a través del proceso de fisión". Además, Liñán aventura que "en unos 50 años" se podrá obtener energía por medio de la fusión nuclear que consiste en la colisión de dos núcleos ligeros formando otro más pesado, lo cual libera una gran cantidad de energía. Sin embargo, aún no se ha desarrollado la tecnología adecuada para conseguir este propósito, de manera que la fusión nuclear controlada se reduce por el momento a la investigación en futuros reactores, algo que puede dar un gran salto con la construcción del ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor, en español Reactor Termonuclear Experimental Internacional) en Francia, y en ello se basa la predicción de Liñán. Por el contrario, la energía nuclear de la actualidad emplea la denominada fisión nuclear, que consiste en la ruptura del núcleo de un átomo de alto peso atómico en otros más ligeros por medio de bombardeo con partículas subatómicas, como los neutrones, lo cual también libera energía.
Sin embargo, el profesor afirmó que los biocombustibles, planteados como posibles substitutos de los combustibles fósiles, "poseen su cara y su cruz, y no es tanta la bondad que se les atribuye". A su juicio, "mientras que el carbón y el petróleo necesitaron 300 millones de años de sedimentación para generarse, los combustibles de origen vegetal sólo necesitan unos 15, y además, con ellos se produce absorción de dióxido de carbono para generar celulosa. Teóricamente, este balance sería neutro en su repercusión para el medio ambiente, si no tenemos en cuenta la cantidad de energía, a través del trabajo en el campo con maquinaria, que es necesaria para su producción".
En su conferencia, Liñán expuso el papel que le ha dado el ser humano a los combustibles, desde el uso del fuego para iluminar y transformar alimentos hace 500.000 años a su aporte para generar energía, primero, con el desarrollo de la balística y, luego, con la contribución de la máquina de vapor durante la Revolución Industrial. Precisamente en este periodo arrancaron los conocimientos del proceso de combustión, en el que existe una combinación de los combustibles con el oxígeno.
En la actualidad, según los datos ofrecidos por Liñán, el 84% de la energía que producimos procede del carbón, petróleo y gas natural. Su uso genera dióxido de carbono y otros contaminantes, como el óxido de nitrógeno, el óxido de azufre y partículas inquemadas. Su uso genera, por lo tanto, dos problemas, el agotamiento de los recursos y la contaminación atmosférica.
Para reducir sus efectos al medio ambiente, la Ciencia de la Combustión trabaja en los diseños de cámaras de combustión que reutilicen las partículas inquemadas y en la reducción del consumo de combustible, ya que es proporcional a la emisión de CO2.

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