lunes, 3 de noviembre de 2008

Obama presidente (publicado en NDF el 9 de julio de 2008)

¿Quién será? ¿El poder del mundo recaerá en manos de un afro americano o en las de una mujer? Gane quien gane ¿se podrá evitar la recesión? ¿Cómo es el nuevo mapa político de América?

En el Pentágono contrataron a un grupo de guionistas para trazar escenarios hipotéticos y así estar mejor preparados para futuros ataques. Siete años después, uno de los delirios pergeñados por un colega de ese equipo de patriotas de interiores empieza a convertirse en realidad. En marzo de 2001, la serie 24 lanzaba en su primera temporada al personaje David Palmer, un afro americano que disputaba las elecciones primarias. Palmer ganó y 24 también: ya lleva siete años al aire. Pero como las cabezas de Hollywood deben contemplar todas las eventualidades, emitieron también la menos exitosa Comandante en Jefe, con la presidenta Geena Davis que fue incapaz de gobernar el rating más de dos años.
En la carrera demócrata hacia la Casa Blanca, el hawaiano Barack Hussein Obama Jr., como en una toma de aikido, capitalizó la energía de su rival. La senadora Hillary Diane Rodham Clinton viene cocinando lentamente su postulación y en la marmita donde guisa desde hace ocho años su presidencia, uno de los condimentos más aromáticos ha sido el cambio. Tanto tiempo forcejeando en el escenario mayor de la arena política tal vez reveló que el único cambio que la señora Clinton puede aportar es el de sexo y, en definitiva, eso no sería algo novedoso.

El amanecer del sueño americano

Algunos analistas aseguran que ciertos sectores alejados históricamente del sufragio empiezan a interesarse, quizás más por la espectacularidad de la historia que por la necesidad de cambio. Hace algunos días, la publicación Foreign Policy despachó un listado de diez cosas que no van a cambiar, gane quien gane. Entre esos ítems se encuentra el gasto militar, la caída de los empleos industriales, la dependencia del petróleo extranjero, y la relación con China, principal acreedor de los Estados Unidos.
Quizás lo más sorpresivo de la marcha de Obama sea que nadie pueda explicar bien por qué se impone. Mientras la sonrisa cándida de Hillary muta en un gesto nervioso, los granjeros tradicionalmente racistas del centro del país votan a Barack, tal vez porque prefieran un negro antes que una mujer.
De la propaganda al marketing, el perfeccionamiento de las técnicas para persuadir multitudes construye candidatos a pura billetera. El dinero es capaz de instalar convicciones. Esa es otra de las cualidades que empiezan a dar ventaja al senador de Illinois por sobre la ex primera dama. Mientras los grandes inversores de la política pierden la fe en Hillary, las arcas de Obama se mantienen saludables con el respaldo incondicional de Oprah Winfrey, la Susana Giménez negra.
Y al tiempo que los demócratas despilfarran su arsenal en lo que para ellos es la final anticipada, el geronte John Sidney McCain III aguarda agazapado y reserva energía y municiones para correr sin tropiezos el tramo último que definirá buena parte del futuro del mundo que conocemos durante los próximos cuatro años.

Esquirlas del tiempo

La caída del Imperio Romano de Occidente, el descubrimiento de América y la Revolución Francesa, los tres grandes hitos de la hegemonía occidental, se dispararon a espaldas de la mayoría de la población mundial. Su significado e impacto tardó décadas y hasta siglos en decantar. Es que el principal acelerador de los hechos a gran escala son las comunicaciones. Conocer un hecho otorga al receptor del mensaje la vocación de intervenir y la suma de vocaciones desata nuevos acontecimientos.
La posible asunción de un presidente atípico en los Estados Unidos tiene tintes nostradámicos, que si se mezclan con los fantasmas del calentamiento global, el terrorismo, el control de la información y la violación de la privacidad, bocetan una de las mejores películas de ciencia ficción jamás filmadas.

Recesivos del mundo, uníos
Durará entre 10 y 12 años, pero no será trágica sino controlada

Que el país que representa la cuarta parte de la economía planetaria advierta que está próximo a un enfriamiento es un excelente motivo de preocupación para los ya bastante preocupados terrícolas.
La recesión de los Estados Unidos es un fantasma que se agita desde hace al menos una década, pues nunca es saludable creer que el crecimiento será eterno. El mayor interrogante, más allá de que se suscite o no el anunciado aterrizaje forzoso, es hasta dónde puede tolerar el planeta un crecimiento irresponsable.

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