lunes, 3 de noviembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (104)

Jesús enseña a la multitud. Atiende una fiesta en casa de Simón. Una rica cortesana le unge el bálsamo precioso. Simón le reconviene y él predica el Sermón de la Falsa Respetabilidad.

1. Y Jesús miró a la multitud que le presionaba por el egoísmo de la ganancia.
2. Los ilustrados y los ricos, los de reputación y los de poder estaban allí, pero no reconocían al Cristo.
3. Sus ojos se habían cerrado con el brillo oropelesco de su importancia egoísta. No podrían ver al Rey.
4. Y aunque caminaban en la luz, tanteaban en la oscuridad; oscuridad como la de la noche de la muerte.
5. Y Jesús elevó los ojos al cielo y dijo:
6. “Te agradezco Uno Santo del Cielo y de la tierra, ya que si bien la luz se ocultara de los sabios y de los grandes, se revela a los pequeños.”
7. Entonces, tornando a la multitud, dijo: “No he venido a vosotros en nombre de hombre alguno, ni con mi propia fortaleza.”
8. “La sabiduría y la virtud que os digo vienen de arriba: son la sabiduría y virtud del Dios que adoráis.”
9. “Las palabras que hablo no son mías. Yo os digo simplemente lo que recibo.”
10. “Venid a mi todos los que sufráis y arrastráis cargas pesadas y yo os ayudaré.”
11. “Uncíos conmigo con el yugo del Cristo. No lastima. Es yugo fácil.”
12. “Juntos arrastraremos con facilidad la carga de la vida, y así lo gozaremos.”
13. Un fariseo llamado Simón dio una comida en honor de Jesús.
14. Y mientras todos estaban alrededor de la mesa, una cortesana, que, por lo que había visto y recibido del ministerio de Jesús, había sido curada del deseo de pecar, vino al festín sin ser invitada.
15. Traía una caja de alabastro con bálsamo costoso y mientras los invitados estaban reclinados, se acercó a Jesús, en el goce de ella por haber sido libertada del pecado.
16. Las lágrimas le caían copiosamente, besaba los pies de Jesús y luego los secaba con el cabello, y los ungía con el bálsamo.
17. Y Simón pensó aunque no lo dijo en palabras: “Este hombre no es profeta, os sabría que clase de mujer es la que se ha acercado, y la repelería.”
18. Pero Jesús leyó sus pensamientos: “Mi anfitrión, querría decir algo.”
19. Y Simón dijo: “Dilo.”
20. Y Jesús dijo: “El pecado es un monstruo de iniquidad. Puede ser pequeño o grande, algo hecho o algo dejado de hacer.”
21. “Una persona lleva una vida de pecado y es finalmente redimida; otra negligentemente olvida lo que debía hacer, pero se reforma y es perdonada. Yo pregunto: ¿Cuál de estas personas tiene mayor mérito?”
22. Y Simón dijo: “Aquella que se sobrepuso a los errores de su vida.”
23. Y Jesús dijo: “Has dicho la verdad.”
24. “Ahora mira a ésta mujer que ha bañado mis pies con sus lágrimas, que los ha secado con sus cabellos, y que ahora los cubre con bálsamo.”
25. “Por años ha llevado una vida de pecado. Pero cuando oyó las palabras de vida buscó y encontró el perdón.”
26. “Ahora bien, cuando vine invitado a tu casa no me diste agua para lavarme las manos y los pies como lo hace todo judío leal a su ley antes de sentarse a la mesa.”
27. “Dime pues, Simón ¿Cuál de los dos, esta mujer o tú, es digno de mayor alabanza?”
28 Y Simón no contestó.
29. Entonces Jesús dijo a la mujer: “Todos tus pecados están perdonados; tu fe te ha salvado. Ándate en paz.”
30. Entonces los comensales comenzaron a pensar en sí mismos: ¿Qué clase de hombre es éste que dice todos sus pecados están perdonados?

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