miércoles, 22 de octubre de 2008

Evangelio Acuario de Jesús El Cristo (92)

Los cristianos concurren a una fiesta en casa de Lázaro. Un incendio consume la ciudad. Jesús salva a un niño de las llamas y abate el fuego con su palabra. Da una lección práctica acerca de la manera de redimir a un borracho.

1. Lázaro estaba en la fiesta y Jesús y los doce se fueron con él a su hogar en Betania.
2. Y Lázaro y sus hermanas dieron un banquete en honor de Jesús y de los doce; y Ruth y Asher vinieron de Jericó. Asher ya no era más hostil al Cristo.
3. Mientras los invitados estaban a la mesa se oyó un grito: la ciudad estaba en llamas. Todos corrieron a la calle. Los hogares de muchos estaban en llamas.
4. En un cuarto del piso alto dormía una criatura, y nadie podía pasar por las llamas para salvarla. La madre, loca de dolor, clamaba a los hombres que salvaran a su niño.
5. En ese momento con una voz que hizo palidecer y templar a los espíritus del aire, Jesús dijo: “¡Paz, paz, quietud!”
6. Entonces Jesús caminó a través del humo y de las llamas, subió la escalera que se derrumbaba, y un momento después volvió a asomar trayendo al niño en sus brazos. Y no había rastro de fuego en él, en sus vestidos o en el niño.
7. Entonces Jesús levantó la mano y reprendió a los Espíritus del fuego, ordenándoles cesar en su terrible labor y volver a la quietud.
8. Y como si todas las aguas del océano se hubieran derramado sobre las llamas, el fuego cesó.
9. Al agotarse la furia del fuego, las multitudes estaban vehementes por ver al hombre que tenía el poder de controlar el fuego, y Jesús dijo:
10. “El hombre no fue hecho para el fuego, sino que el fuego fue hecho para el hombre.”
11. “Cuando el hombre llega a conocerse a sí mismo y comprende que es hijo de Dios, llega a la conciencia de que dentro de él reposan todos los poderes de Dios, llega a ser mente maestra y todos los elementos oyen su voz y alegremente hacen su voluntad.”
12. “Dos asnos recios traban la voluntad humana. Miedo e incredulidad. Cuando el hombre los captura y los pone de lado, la voluntad del hombre no conocerá límites. Entonces, el hombre no tendrá sino que hablar y todo estará hecho.”
13. Entonces los invitados volvieron y se sentaron a la mesa. Una niñita vino y se paró al lado de Jesús.
14. Y colocando la cabeza sobre el brazo de Jesús dijo: “Te ruego, Maestro Jesús, me oigas. Mi padre es un borracho. Mi madre trabaja de la mañana a la noche, y cuando trae su salario mi padre se lo arrebata y gasta cada centavo en beber y mi madre y nosotros, los pequeñitos, tenemos hambre toda la noche.”
15. “Te ruego Maestro Jesús que vengas conmigo y toques el corazón de mi padre. Él es tan bueno y tan fino cuando está en juicio. Yo sé que es el vino el que lo transforma en otro hombre.”
16. Y Jesús se fue con la niña, y entró al hogar desolado y habló bondadosamente a la madre y a los niñitos y sobre una cama de paja encontró al hombre borracho.
17. Y tomándole de la mano lo levantó y le dijo: “Mi hermano-hombre hecho a la imagen de nuestro padre Dios ¿Querrías levantarte y venir conmigo?”
18. “Tus vecinos están en gran sufrimiento. Han perdido todo lo que tenían en un gran incendio voraz y hay que construirles otra vez casa, y tú y yo vamos a enseñarles el camino.”
19. Entonces el hombre se levantó y los dos se fueron del brazo a observar los escombros.
20. Y oyeron el llanto de las madres y de los niños en la calle, y vieron su desolación.
21. Y Jesús dijo: “Mi amigo, este es tu trabajo. Sencillamente guía la ayuda. Estoy seguro de que los hombres de Betania te proveerán de elementos y te ayudarán.”
22. La chispa de la esperanza por tanto tiempo amortiguada dentro del hombre fue abanicada y se tornó en llama. Puso a un lado su saco andrajoso, y otra vez fue el hombre.
23. Y pidió ayuda, no para sí sino para los que carecían de hogares; y todos lo ayudaron. Los hogares arruinados fueron reconstruidos.
24. Entonces el hombre observó su pobre antro; y su corazón se estremeció hasta el fondo.
25. El orgullo de hombre llenó su alma y dijo: “Este antro desolado será un hogar.” Y trabajó como nunca había trabajado antes y todos lo ayudaron.
26. Y en corto tiempo el antro se transformó en hogar. Y las flores del amor brotaron por todas partes.
27. La madre y los niños estaban llenos de felicidad. El padre no bebió nunca más.
28. Un hombre se había salvado y nadie dijo nunca ni una sola palabra respecto a abandono o embriaguez, ni le dio consejos de que se refrenara.

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