sábado, 18 de octubre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (88)

Jesús camina por el mar. De pie en un barco pescador, habla a las gentes. Bajo sus direcciones se produce una gran pesca. Selecciona y llama a sus doce apóstoles.

1. A la orilla del Mar de Galilea caminaba el maestro cristiano, y las multitudes le seguían.
2. Los botes pescadores acababan de llegar y Pedro y su hermano esperaban en los botes mientras que sus marineros reparaban las redes rotas, en la playa.
3. Y Jesús entró en uno de los botes y Pedro lo empujó un poquito hacia fuera. Y Jesús, de pie en el bote, comenzó a hablar a la multitud diciéndole:
4. “Isaías, profeta del Señor de los ejércitos, vio lejos y contempló este día. Vio a la multitud a orillas del mar y exclamó:”
5. “La tierra de Zabulón y Neptalí, tierra más allá del Jordán y hacia el mar, la gentil Galilea.”
6. “La multitud estaba en la oscuridad ignorando la vía; pero he aquí que vieron levantarse la estrella del día; una luz proyectándose hacia delante; y vieron la vía de la vida y caminaron por ella.”
7. “Y vosotros sois más benditos que todas las gentes de la tierra hoy, porque sois los primeros a quienes les es permitido ver la luz y poder llegar a ser hijos de la luz.”
8. Entonces Jesús dijo a Pedro: “Trae las redes a bordo y tíralas a la profundidad.”
9. Y Pedro hizo lo que Jesús le dijo, si bien en forma falta de fe dijo: “Viaje inútil, no hay hoy día peces en el Mar de Galilea; con Andrés he trabajado toda la noche y no he cogido nada.”
10. Pero Jesús vio bajo la superficie del mar, y vio una multitud de peces y dijo a Pedro.
11. “Tira la red al lado derecho del bote.”
12. Y Pedro hizo lo que Jesús le dijo, y la red se llenó de modo tal que apenas si era suficiente para retener tal multitud de peces.
13. Y Pedro llamó a Juan y a Santiago que estaban cerca para que ayudaran, y cuando levantaron toda la red al barco, ambos barcos se llenaron de peces.
14. Cuando Pedro vio este enorme resultado, tuvo vergüenza de su falta de fe de modo que cayó de rodillas a los pies de Jesús diciendo: “Señor, yo creo.”
15. Jesús le dijo: “¡Mira el resultado! Pero de hoy en adelante no pescarás más peces.”
16. “Sino que arrojarás la red cristiana en el mar de la vida humana, hacia el lado derecho del barco; y atraerás a las multitudes a la santidad, a la beatitud y a la paz.”
17. Y cuando hubieron llegado a la playa, el maestro cristiano llamó a Pedro y a Andrés, Santiago y Juan, y les dijo:
18. “Pescadores de Galilea: Los maestros tienen grandes trabajo que confiaros para que los hagáis. Me voy, seguidme. Y ellos abandonaron todo y le siguieron.”
19. Y caminando Jesús por la playa vio que Felipe y Nataniel caminaban por la orilla, les dijo:
20. “Maestro de Bethsaida que por largo tiempo habéis enseñado a las gentes la filosofía griega, los maestros tienen un trabajo más alto para que lo hagamos nosotros. Yo me voy. Seguidme.” Y ellos abandonaron todo y le siguieron.
21. Un poco más allá estaba la casa del cobro del tributo romano y Jesús vio al empleado cobrador. Su nombre era Mateo. Aquél que una vez moró en Jericó.
22. El jovencito que una vez corrió delante del Señor a Jerusalem gritando: “Mirad que los cristianos vienen.”
23. Y Mateo era rico e ilustrado en la sabiduría de los judíos, de los sirios y de los griegos.
24. Y Jesús le dijo: “Salud, Mateo, servidor de confianza de los césares., salud. Los maestros nos llaman a la casa de cobro del tributo de almas. Me voy. Sígueme.” Y Mateo le siguió.
25. Iscariote y su hijo cuyo nombre era Judas, eran empleados de Mateo y estaban en la casa del tributo.
26. Y Jesús dijo a Judas: “Para tu trabajo. Los maestros nos llaman a un trabajo en el Banco de Ahorro de Almas. Me voy. Sígueme.” Y Judas le siguió.
27. Y Jesús se encontró con un abogado que había oído del maestro cristiano y que había venido de Antioquia a estudiar en la escuela de Cristo.
28. Este hombre era Tomás, el hombre de la duda, y sin embargo un filósofo griego de cultura y poder.
29. Pero Jesús vio en el las líneas de la fe y le dijo: “Los maestro necesitan hombres que puedan interpretar la ley. Me voy. Sígueme.” Y Tomás le siguió.
30. Y cuando cayó la tarde Jesús se fue a su casa y he aquí que a ella vinieron sus parientes, Santiago y Judé, hijos de Alfeo y Miriam.
31. Eran hombres de fe y carpinteros de Nazaret.
32. Y Jesús les dijo: “Habéis trabajado conmigo, y con mi padre José, construyendo casas para hijos de hombres. Los maestros nos llaman ahora a trabajar la construcción de casas para almas, casas que se construyen sin el sonido de martillo, hacha o sierra.”
33. “Me voy. Seguidme.” Y Santiago y José exclamaron: “Señor, te seguiremos.”
34. Y a la mañana siguiente Jesús envió un recado a Simón, Jefe de los Zelotes, exponente estricto de la ley judaica.
35. Y el recado decía: “Los maestros piden hombres que demuestren la fe de Abraham. Me voy. Sígueme.” Y Simón le siguió.

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