domingo, 21 de septiembre de 2008

Flower Power

Desde hoy los días se harán más largos, las noches más cortas. Los rayos de luz permanecerán más tiempo sobre la Tierra. Esos rayos que nos acarician y pellizcan en Primavera. En el hemisferio sur, con un equinoccio astronómico, se despide el invierno. No es novedad que el clima está cambiando pero, por una vez, olvidemos el futuro. Nos queda mucho por disfrutar.



Llega la primavera, una estación en donde todo se vitaliza, brota en expresión, y genera esa sutil disposición humana de ejercer atracción sobre otros y, a su vez, recibirla. Los receptores se abren. Se la relaciona desde siempre con el amor, es que el calor dilata las formas, induce al júbilo, a la alegría, a la parsimonia, a la música, al placer, al recreo de los hábitos, y también a cambios endocrinológicos.
Nuestras células desean el amor, nuestras hormonas en ebullición, por un calorcito lleno de colores y expresiones de la naturaleza no será tal vez la única connotación de esta estación en el futuro. La crudeza que traerán los próximos climas, también tendrán que convivir con el amor de los seres. Si bien ahora estaremos dispuestos a buscarnos entre los muchos humanos para amarnos, llegarán tiempos crueles en donde nos encontraremos bajo cualquier condición mutando la forma de amar.
Argentina, como tantos otros países alejados del Ecuador, tiene las cuatro estaciones todavía marcadas, que nos llevan de un lado hacia el otro hormonalmente, físicamente y socialmente. Porque aun en la desesperante variabilidad de la atmósfera en la que estamos sumergidos, nuestro punto de ubicación, nos asegura más vida y un futuro de posibilidades para permanecer.

El clima… y el amor

La capa de ozono avisa su destrucción hace años, y de no recomponerse afectaría letalmente la vida en la Tierra porque cumple la función de paso a los rayos ultravioletas de onda larga, que entre otras cosas ayudan a la fotosíntesis. Además el calentamiento global, los deshielos, la contaminación, la tala de árboles, y…tantas otras cosas amenazan la vida. (Aunque toda esta psicosis sea efecto de la comunicación e información actual, porque… ¿cuándo no hubo amenazas a la vida en la Tierra?)
Países que están sobre o cerca de la línea ecuatorial vibran temperaturas altas casi todo el año. No están sujetos a fríos hostiles para después soportar el calor y así sucesivamente. Tienen un clima fijo, condicionado por varias lluvias de verano, y todo esto les crea esa propia idiosincrasia, cultura y predisposición anímica de los que habitan esas coordenadas. Y si bien viven un clima de eterna primavera de temperaturas agradables, no es justamente el amor lo que legan al mundo.
La luz, la imagen, el verse, el gozarse, el color, es efecto del Sol y sus rayos, pero el amor, es efecto de todo el ciclo de día y noche, mes y año, estaciones y coordenadas. El amor es un encuentro bajo la luz de la luna, bajo una lluvia de invierno, bajo el cielo estrellado y también entre las primaveras que nos queden aún. Toda la mutación que surge de esta época de grandes cambios, nos continuará entregando la energía para amar. Tal vez el futuro esté lejos del Ecuador, pronto a inundarse, pronto a achicharrarse por fuertes rayos cósmicos, pero mientras haya un solo proceso de vida, un ser vivo, seguirá proyectándose el amor y sus efectos en esta Tierra.

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