jueves, 28 de agosto de 2008

Tormenta de Santa Rosa: ¿mito o fenómeno meteorológico?


En 1586, en Lima, Perú, nació Isabel Flores de Oliva, conocida posteriormente como Santa Rosa de Lima. Es una santa peruana canonizada por el papa Clemente X en 1671 y es la primera santa de América, Patrona de Lima y Perú y del Nuevo Mundo y Filipinas. Murió a los 31 años y a ella se le debe la leyenda de la Tormenta de Santa Rosa.

1615
Ante el inminente desembarco de naves de piratas holandesas que llegaban para asaltar a la ciudad de Lima, Rosa, una mujer laica muy creyente, encabezó los ruegos en la iglesia para impedirlo. Súbitamente se desató una gran tormenta que hizo naufragar a los barcos. La ciudad quedó a salvo.
Lima tiene un microclima característico y es muy difícil que llueva, por eso lo fieles le atribuyeron el milagro al poder místico de Rosa. Ella nunca se hizo monja, pero realizó un voto de clausura que consistió en aislarse en una cabaña de adobe para darle atención a los necesitados, enfermos y mendigos.

Se adelanta o se atrasa, pero nunca falla
En el hemisferio sur, todos hablan de la Tormenta de Santa Rosa a fines de agosto. Sobre todo en el Litoral argentino (donde el fenómeno se da con más frecuencia), Uruguay y ciertas zonas de Sudáfrica y Australia. Sin embargo, para que sea considerada como tal debe producirse cinco días antes o cinco después del 30 de agosto, fecha correspondiente a la festividad de Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas.
En los últimos diez años, en Argentina, se registró en sólo tres ocasiones. Desde 1861 hasta la fecha, sólo fueron consideradas extremadamente fuertes en el 12 % de los casos. La ciencia lo explica de otra manera: "Podría decirse que es la tormenta de Santa Rosa debido a la creencia popular” – expresa un vocero del Servicio Meteorológico Nacional- “pero desde ya que eso no tiene nada que ver. Lo que sucede es que ya comienzan a darse a las primeras tormentas primaverales, a raíz de la entrada de aire caliente, que choca con aire frío". Al final del invierno es muy común que se den estos fenómenos.
Próximo a producirse el equinoccio de primavera en el sur (22 ó 23 de septiembre), el acercamiento paulatino del hemisferio austral al Sol, aumenta la disponibilidad de energía y con esto, la posibilidad de tormenta. Según los expertos, en esta época, las masas de aire cálido de origen subtropical, cargadas de humedad, que arriban al Río de la Plata, chocan con la masa de aire frío de origen polar, que aún conserva energía para alcanzar con fuerza las mismas latitudes.

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