jueves, 24 de julio de 2008

¿Hay extraterrestres entre nosotros?

¿Caminan entre nosotros y no somos capaces de percibirlos? ¿Pisaron la tierra y saben sobre nosotros mucho más de lo que nosotros sabemos sobre ellos?
Son muchos los que aseguran haberlos visto.




La idea de la posible vida extraterrestre comenzó a gestarse en los albores de la civilización. Ya en el siglo IV antes de Cristo en la antigua Grecia, Metrodoro de Quios sugirió que asegurar que la tierra es el único mundo poblado en el espacio infinito es tan absurdo como suponer que en un inmenso campo sembrado de trigo crezca una sola espiga.
Más cerca en el tiempo, en 1800, el matemático Carl Gauss creyendo en la existencia de selenitas o habitantes de la Luna, propuso la siembra en Siberia de campos de pinos en tres cuadrados formando un triángulo rectángulo para que del espacio se viera una demostración del teorema de Pitágoras. En nuestro continente las líneas de Nazca o los monolitos de la isla de Pascua son claros ejemplos de las antiguas creencias en este campo. Pero fue recién a mediados del siglo XX que la tecnología nos acercó algún viso de certeza.
Luego de que los soviéticos lanzaran a Yuri Gagarín al espacio se empezaron a tejer cientos de teorías con respecto a la posibilidad de ser visitados por alguna forma de vida inteligente que exista en algún otro punto de este vasto universo.

El vuelo 5061
La ciencia ficción colaboró con el imaginario colectivo generando en ocasiones pánico en masa como sucedió en 1938 cuando Orson Welles relató por radio “la guerra de los mundos”, un ataque alienígena a la tierra. La gente de Nueva York y Nueva Jersey que no escuchó el relato desde el principio salió a correr desesperada por las calles sin saber que se trataba de una dramatización.
Los teléfonos de la policía colapsaron y hasta algunas personas llegaron al suicidio al escuchar como fingía el relator su muerte desde la terraza de la radio al ser alcanzado por el supuesto gas venenoso. En nuestros tiempos oímos a diario relatos de personas que creen haber tenido algún tipo de encuentro cercano.
Pero hubo episodios emblemáticos como el del vuelo 5061 de British Airways que cubría el trayecto desde Milán a Manchester el 6 de enero de1995. Su capitán, Roger Wills, realizó una brusca maniobra para esquivar un objeto plateado y luminoso con forma de prisma triangular que pasó apenas a un metro del ala derecha del avión sin que ningún radar cercano lo detecte.
Otro extraño caso ocurrió en Alamosa, Colorado, el 9 de septiembre de 1997. Allí una potranca llamada Lady apareció con la cabeza descarnada. El doctor John Altshuler quedó estupefacto cuando al realizar el examen patológico; descubrió que el cerebro, la espina dorsal y algunos órganos del pecho, como el corazón, habían sido retirados con absoluta precisión y toda su sangre vaciada sin que haya quedado resto alguno. Los cortes estaban cauterizados como si se hubiese utilizado un bisturí láser. Las únicas huellas eran sus propios pasos a treinta metros de donde apareció.

La evolución del Universo
Podemos citar también al famoso triangulo de las Bermudas, a los Hombres de Negro y un sinnúmero de episodios rayanos con lo increíble.
Sin embargo, de acuerdo con la teoría del Big Bang elaborada por el astrónomo ingles Fred Hoyle en 1950, el universo nació a partir de una gran explosión. Esto hace que todo lo que haya en él sea contemporáneo. Es decir, comenzó a existir en el mismo instante. Los estudios que se realizaron posteriormente confirmaron, en un alto porcentaje, la existencia del Big Bang y se calcula que esto ocurrió hace quince mil millones de años. La Tierra se enfrió lo suficiente como para formar una corteza sólida hace alrededor de cuatro mil millones de años al igual que todos los planetas con similares características. Posteriormente se gestó la atmósfera que dio lugar a la aparición de la vida. ¿Qué tipo de especie hubiera podido evolucionar tanto cómo para obtener la tecnología necesaria para viajar a través de las galaxias en el mismo período de tiempo que la nuestra? Ninguna de las formas que conocemos o podemos percibir.
La mutación genética que dio lugar a la inteligencia sólo sirvió de arma para colocarnos en la punta de la pirámide alimenticia de nuestro pequeño mundo.
De hecho aún existen dudas sobre si realmente llegamos a la Luna. Con una masa corpórea como la nuestra, el desplazamiento intergaláctico es prácticamente imposible debido a la dependencia de insumos como el oxígeno y los alimentos, sumado al tiempo que tardaríamos en salir siquiera de nuestro propio sistema planetario. Nos queda la posibilidad de la teletransportación pero ¿será posible teletransportar inteligencia?
En junio de 2004 el profesor Rainer Blatt de la universidad de Innsbruck en Austria, logró junto a su equipo teletransportar las propiedades de una partícula a otra a muy corta distancia, sin duda un gran paso para la ciencia.
Pero… ¿que hay de la conciencia, el alma, el espíritu y todo aquello que no es masa y de lo que también estamos hechos?
De existir una especie, quizás más sutil y menos voraz en sus dependencias, que pudiera viajar por el cosmos; el hecho de que se tope con nosotros sería tan fortuito como el de hallar la aguja en el pajar.
Podemos pensar que existan desplazamientos en otras dimensiones a nuestro alrededor y que no los percibamos, pero suponer que hay extraterrestres entre nosotros… ¿sería inverosímil?

1 comentarios:

El Mostro dijo...

Que pobreza. Al final no dicen nada.