sábado, 23 de mayo de 2009

Indicios de una sorprendente relación entre el mundo físico y la conciencia (última parte)

Por ejemplo, si después de varios años de arrojar monedas al aire se establece que en un 35% cae cara y un 65% cae cruz, esos valores cambian radicalmente cuando ocurre algo importante que capta la atención de mucha gente en el mundo, desviándose de los valores ordinarios.
Estos cambios en los comportamientos aleatorios se han detectado en una serie de episodios, como el bombardeo de una embajada, el ataque terrorista del 11 de septiembre, una catástrofe aérea o una toma de rehenes. Incluso en el reciente tsunami asiático.
Los generadores funcionan constantemente, generando millones de números y gráficos segundo a segundo, día a día, extraídos del ruido cuántico. La mayoría del tiempo, el gráfico que refleja los resultados de este juego aleatorio se mantiene más o menos en una línea plana, que refleja la probabilidad.
Sin embargo, el 6 de septiembre de 1997, cambió: el gráfico subió hacia arriba, registrando un cambio repentino. Los científicos lo achacaron a la atención centrada de millones de personas en el entierro de Diana de Gales en la abadía de Westminster.
En otros momentos del experimento, importantes acontecimientos sucedidos en el mundo hicieron variar las fluctuaciones aleatorias derivadas de las máquinas GNA: el bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia, la tragedia submarina de Kursk, las vísperas de año nuevo…

Predicciones de catástrofes
Sin embargo, lo más sorprendente estaba aún por llegar. El 11 de septiembre de 2001, cuatro horas antes de que las torres gemelas sufrieran el ataque terrorista de dos aviones suicidas, los gráficos comenzaron a trastocarse, como si la conciencia humana previera que algo terrible, impactante e importante para la comunidad global fuera a suceder.
Las desviaciones registradas el 11S en las pulsiones aleatorias no pueden atribuirse a alteraciones electromagnéticas o excesivo uso de los móviles, tal como explican los protagonistas de esta experiencia en el Journal of Scientific Exploration.
Para los científicos, aquellas cuatro horas fueron extrañas: no sabían lo que estaba pasando para que los números variaran, y se quedaron atónitos cuando descubrieron que quizá lo que había afectado a los gráficos era un hecho que, para cuando éstos habían comenzado a cambiar, aún no había ocurrido.
En aquel momento, las transformaciones en el orden numérico parecieron un fruto del mero azar. Sin embargo, en diciembre de 2004, las máquinas parecieron volverse locas de nuevo. Veinticuatro horas antes de que sucediera el inmenso terremoto del Océano Índico que tanto afectara al Asia suroriental, devastando las costas y matando a 250.000 personas, los gráficos se trastocaron de nuevo.
Algunos científicos insisten en que todo puede ser casualidad, a pesar de que el equipo de Princeton señala que es muy difícil cambiar el orden aleatorio de los números al azar, sin que haya una causa de peso para ello.

Relación desconocida
El doctor Nelson, miembro del equipo de Princeton, señala que la importancia de los resultados registrados en los gráficos radicaría en que, a pesar de que todos funcionemos como individuos, parece ser que hay algo mayor, un elemento común en nuestras conciencias, un elemento global, si bien cuando se habla de conciencia global se trata únicamente de una metáfora.
La investigación, aunque ya tiene 35 años, está todavía en sus primeros pasos y no puede considerarse concluyente, si bien sugiere que una relación todavía desconocida para la ciencia existe entre el mundo físico y el mundo de la conciencia.

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