sábado, 17 de enero de 2009

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (179)

Jesús aparece plenamente materializado a los apóstoles en el mar de Galilea. Aparece a una multitud de gente. Dice a sus apóstoles que regresen a Jerusalem, donde les encontrará.

1. Ahora bien, los apóstoles estaban en casa en Galilea; las mujeres se habían quedado en Judea hasta el Pentecostés.
2. Y Pedro, Santiago y Juan, y Andrés, Felipe y Nataniel estaban en Cafarnaúm. Se juntaron con Jonás y con Zebedeo, y en los barcos se fueron a pescar.
3. Trabajaron toda la noche y cuando llegó la mañana, nada habían pescado.
4. Y al acercarse a la costa, un hombre de pié en la playa les dijo “¿Cuántos pescados traéis?”
5. Y Pedro contestó: “Ni uno.”
6. Otra vez el hombre habló y dijo: “Una mancha de pescado está pasando este momento a la derecha del bote, tira la red.”
7. Y tiraron la red y se llenó. Y Juan exclamó: “Es el señor que está de pié en la playa.”
8. En el instante Pedro se tiró al mar y nadó hasta la costa. Los otros hombres trajeron la red, que contenía ciento cincuenta y tres pescados, y sin embargo no se había roto.
9. Y Jesús dijo: “Hijos míos, desayunaremos juntos aquí.”
10. Encontraron en la playa algunas brasas encendidas y Pedro trajo el pescado y lo aderezó. Tenían pan.
11. Y cuando la comida estuvo preparada, desayunaron y Jesús comió de ambos, del pan y del pescado.
12. Ahora bien, después del desayuno todos los hombres se sentaron en la playa y Jesús dijo a Pedro: “¿Amas al Señor tu Dios con todo tu corazón y amas a tu vecino como te amas a ti mismo?”
13. Y Pedro dijo: “Sí Señor; amo al Señor mi Dios con todo mi corazón; amo a mi vecino como me amo a mí mismo.”
14. Y Jesús dijo: “Entonces alimenta a mis ovejas.”
15. Y entonces dijo a Santiago: “Amas a la Santa Respiración, a la sabiduría, con todo tu corazón y amas a tu vecino como te amas a ti mismo?”
16. Y Santiago contestó: “Si, Señor; amo a la Santa Respiración con todo mi corazón y amo a mi vecino como me amo a mi mismo.”
17. Entones Jesús dijo: “Protege a mis ovejas.”
18. Y entonces dijo Juan: “¿Amas al Cristo, al amor divino manifestado, con todo tu corazón, y amas a tu vecino como te amas a ti mismo?”
19. Y Juan contestó: “Si Señor, amo a Cristo con todo mi corazón y amo a mi vecino como me amo a mí mismo.”
20. Y Jesús dijo: “Entonces alimenta a mis corderos.”
21. Entonces Jesús se levantó y dijo a Pedro: “Sígueme.” Y Pedro le siguió.
22. Cuando Pedro vio que Juan le seguía, dijo a Jesús: “Señor mira; Juan te sigue. ¿Qué debe hacer?”
23. Ahora bien, Pedro no había oído cuando el maestro dijo Juan: “Entonces alimenta mis corderos.”
24. Y Jesús habló a Pedro y le dijo: “No te importe lo que haga Juan; no siquiera si mi voluntad es la que se quede hasta que yo regrese.”
25. “Simplemente atiende tu deber; sígueme.”
26. Y Jesús desapareció y nadie supo a dónde se había ido.
27. La noticia pronto se propagó por todo Cafarnaúm de que Jesús se había levantado de entre los muertos, de que había caminado con sus discípulos a la orilla del mar, de que había desayunado con ellos. Las multitudes vinieron a ver.
28. Ahora bien, Pedro, Santiago y Juan junto con los otros hombres que habían sido elegidos para ser los apóstoles del Señor fueron a las montañas cercanas a Cafarnaúm a orar.
29. Y mientras oraban, vino el Maestro; le vieron y hablaron con él.
30. Les dijo: “Pentecostés esta a la con vosotros.”
31. Y mientras hablaban, llegó una multitud de gente y vieron a Jesús y decían:
32. “Mirad. Porque ahora sabemos que él, el Nazareno, se ha levantado de los muertos, porque le hemos visto cara a cara.”

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