viernes, 26 de diciembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (157)

Los cristianos en el monte de los Olivos. Jesús profetiza la destrucción de Jerusalem y los terribles desastres que marcarán la terminación de esa edad. Exhorta a sus discípulos a la fidelidad.

1 Entonces Jesús y los doce ascendieron y se sentaron en el Monte de los Olivos, exactamente afuera de la puerta de la ciudad.
2. Y sus discípulos dijeron: “Mira la admirable ciudad de Jerusalem. Cuán hermosos son sus hogares, sus templos y sus tabernáculos, están vestidos de tanta magnificencia.”
3. Y Jesús dijo: “Esta ciudad es el orgullo de un pueblo, Israel, pero he aquí que el tiempo vendrá en el que todas sus piedras se derrumbarán y ella será la rechifla y el objeto de las burlas de las naciones de la tierra.”
4. Y los discípulos preguntaron: “¿Cuándo sobrevendrá esta desolación?”
5. Y Jesús dijo: “La presente generación de vida humana no terminará cuando los ejércitos del conquistador atronarán a sus puertas y entrarán, y la sangre correrá como agua por sus calles.”
6. “Y todo los adornos y muebles preciosos del templo, de la corte y de los palacios serán destruidos o conducidos para adornar los palacios y las cortes de reyes.”
7. “Mirad que esos días no están a la mano. Antes que ellos vengan, he aquí que vosotros seréis maltratados por los escribas y los fariseos, los sumos sacerdotes y los doctores de la ley.”
8. “Sin causa seréis arrastrados a los tribunales, seréis apedreados, seréis acusados ante los gobernantes de la tierra y los reyes os sentenciarán a pena de muerte.”
9. “Pero no vacilaréis, sino que daréis testimonio de la verdad y de la justicia.”
10. “En esos momentos no os angustiéis tratando de preparar lo que habéis de hablar. No necesitáis pensar lo que diréis.”
11. “Porque he aquí que la Santa Respiración os impregnará y os indicará las palabras que habréis de decir.”
12. “Pero entonces la matanza proseguirá y los hombres creerán que matándoos complacen a Dios y las naciones de cerca y de lejos os odiarán por razón del Cristo.”
13. “Y los hombres fermentarán pensamientos malvados en vuestras familias, os odiarán y os entregarán a la muerte.”
14. “Y los hermanos traicionarán a los hermanos, los padres testificarán contra sus hijos y los hijos empujarán a sus padres a la pira funeral.”
15. “Cuando oigais las águilas romanas chillando en los aires, y verais sus legiones desbordándose en las llanuras, sabréis que se aproxima la destrucción de Jerusalem.”
16. “Entonces, que los sabios no esperen, sino que huyan. Que aquel que esté sobre su casa no espere entrar en ella ni recoger su riqueza, sino que huya.”
17. “Y el que trabaje en el campo, que no regrese, sino que, abandonándolo todo, salve su vida.”
18. “Infortunio sobre la madre con sus pequeños en esos días, porque ninguno escapará de la espalda.”
19. “La tribulación de esos días no puede expresarse en palabras, pues será tan grande como no ha sido desde que Dios creó al hombre sobre la tierra.”
20. “El conquistador se llevará cautivos a muchos hijos de Abraham a países extranjeros y los que no conocen al Dios Israel caminarán los grandes caminos de Jerusalem hasta que se completen los días antijudíos.”
21. “Pero cuando las gentes hayan sido castigadas por sus crímenes, los días de la tribulación terminarán; pero he aquí que el tiempo vendrá en el que todos los hombres se levantarán como gladiadores en el circo a pelear simplemente por el placer de derramar sangre.”
22. “Y los hombres no razonarán. Ni verán, ni querrán ver la causa de la matanza, de la desolación y de los robos pues pelearán contra amigos y enemigos.”
23. “El aire mismo parecerá cargado con el humo de la muerte, y la pestilencia seguirá muy de cerca de la espada.”
24. “Y el signo que el hombre nunca ha visto aparecerá en los cielos y en la tierra, en el sol, la luna y las estrellas.”
25. “Los mares rugirán, y de los cielos vendrán sonidos que el hombre no puede comprender, y ellos traerán a las naciones sufrimientos y perplejidad.”
26. “Los corazones de los hombres más valientes se desmayarán de miedo, esperando la llegada de cosas aún más temerosas sobre la tierra.”
27. “Pero mientras la guerra ruja en mar y tierra, el príncipe de la paz, de pie, encima de las nubes del cielo, dirá otra vez:”
28. “Paz, paz en la tierra; buena voluntad para los hombres. Y todo hombre arrojará la espada y las naciones por fin aprenderán a no guerrear más.”
29. “Y el hombre que eleva el cántaro avanzará hacia un arco del cielo; el signo y el sello del hijo del hombre aparecerá al Este.”
30. “Los sabios levantarán sus cabezas y sabrán que la redención de la tierra está cercana.”
31. “Antes que lleguen esos días, he aquí que falsos Cristos y pobres profetas alucinados se levantarán en muchas tierras.”
32. “Y mostrarán signos y harán una multitud de trabajos portentosos; y guiarán al error a muchos que no son sabios y aún muchos sabios serán engañados.”
33. “Y otra vez vuelvo a deciros: cuando los hombres digan: El Cristo está en el desierto, no vayáis allá;”
34. “Y si dicen: El Cristo está en el lugar secreto, no les creáis; porque cuando venga, el mundo sabrá que ha venido.”
35. “Porque así como la luz de la mañana viene del este y se proyecta al oeste, así será la venida de esa edad y del hijo del hombre.”
36. “Los perversos de la tierra llorarán cuando vean que el hijo del hombre viene sobre las nubes del cielo, investido de poder.”
37. “Estad prevenidos; pues no sabéis ni la hora ni el día en que vendrá el hijo del hombre.”
38. “No permitáis que vuestros corazones se carguen de cosas sentidas externamente, ni con las angustias del vivir, no sea que llegue ese día y os encuentre sin estar preparados.”
39. “Vigilad cada estación del año y pedid que podáis encontrar al Señor con goce y no con pesadumbre.”
40. “Antes que vengan esos días, nuestro Padre Dios enviará mensajeros a la amplitud de la tierra, sí, a las esquinas de la tierra y ellos dirán:”
41. “Preparaos, preparaos. El príncipe de la paz vendrá; más aún, está viniendo sobre las nubes del cielo.”
42. Cuando Jesús hubo dicho esto, regresó con sus discípulos a Bethania.

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