jueves, 20 de noviembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (121)

Los cristianos de Nazaret cantan un canto cristiano de alabanza. Jesús enseña en la sinagoga. Cura a un mudo que es obseso. Las gentes no creen en él. Los fariseos le llaman instrumento de Beelzebuth.

1.Era un día de gala en Nazaret. Las gentes se habían congregado espontáneamente para celebrar un gran acontecimiento.
2. Y Jesús, los maestros extranjeros, los doce y María, madre de Jesús, y Miriam, estuvieron presentes.
3. Y cuando toda la gente estuvo reunida en el gran salón de la ciudad, la preciosa cantora Miriam se puso de pie y cantó un canto de alabanza.
4. Aunque pocos sabían quien era la cantora, ella instantáneamente ganó los corazones.
5. Por muchos días cantó los cantos de Israel y entonces se fue.
6. Y llegó el sábado y Jesús fue a la sinagoga. Abrió el libro de los Salmos y leyó:
7. “Bendito es el hombre que pone su confianza en Dios, sin respetar al orgulloso ni al que torna a la mentira.”
8. “Oh Señor, mi Dios, los trabajos que han hecho para nosotros son maravillosos; y muchos son tus pensamientos de nosotros, no podemos contarlos todos.”
9. “Tú no demandas sacrificios ni ofrendas sangrientas; ofrendas quemadas, ofrendas por el pecado tú no las quieres.”
10. “Y he aquí que vengo a hacer tu voluntad, oh, Dios, tu ley esta en mi corazón.”
11. “Y he predicado la palabra de justicia y paz a las multitudes apiñadas, he declarado el consejo de mi Dios en pleno.”
12. “No he escondido tu justicia dentro de mi corazón, he declarado tu fidelidad y gracia.”
13. “No he mantenido alejadas de los hombres tu bondad y tu verdad; las he declarado a las multitudes.”
14. “Oh, Señor, amplía mis labios para que puedan decir tus alabanzas; no produzco el sacrificio de sangre, ni siquiera ofrendas por el pecado.”
15. “Los sacrificios que le traeré, o Dios, son los de pureza de vida, corazón contrito y espíritu lleno de fe y de amor: y éstos los recibirás tú.”
16. Y cuando hubo leído esto, devolvió el libro al cuidador de los libros y entonces dijo:
17. “A estos confines de la tierra han venido estos mensajes de Dios.”
18. “Nuestro pueblo ha exaltado los ritos de sacrificios y ha descuidado la bondad, la justicia y los derechos humanos.”
19. “Vosotros fariseos, vosotros sacerdotes, vosotros escribas: vuestro Dios está saciado de sangre. Dios no oye vuestras peticiones, os presentáis ante vuestras víctimas que se queman, pero os presentáis en vano.”
20. “Tornaos en testimonios de la ley, reformaos y tornad a Dios, y viviréis.”
21. “No permitáis que vuestros altares sean malditos otra vez con el humo de los inocentes.”
22. “Traed a Dios como sacrificio un corazón destrozado y contrito.”
23. “Quitad de vuestros compañeros hombres la carga que les habéis impuesto.”
24. “Pero si no cedéis y tornáis de vuestras vías erróneas, Dios herirá esta nación con su maldición.”
25. Y cuando hubo dicho esto se hizo a un lado y todos estaban asombrados y decían:
26. “¿Dónde adquirió este hombre todo su conocimiento y su poder? ¿De dónde le vino toda esta sabiduría?”
27. “¿No es el hijo de María que vive en la Vía Marmión?”
28. “¿No son sus hermanos Judas, Santiago, Simón, conocidos entre nuestros honorables? ¿No están sus hermanas con nosotros aquí?”
29. Pero todos estaban ofendidos por las palabras que él había hablado.
30. Y Jesús dijo: “Nadie es profeta en su tierra nativa, ni es bien recibido entre sus parientes; sus enemigos están en su hogar.”
31. Y Jesús no hizo muchos de sus grandes trabajos en Nazaret porque sus habitantes no tenían fe en él. No se quedó allí largo tiempo.
32. Pero al salir, dos ciegos le siguieron, gritando: “Hijo de David, óyenos, Señor, compadécete y abre nuestros ojos para que podamos ver.”
33. Y Jesús dijo: “¿Creéis que puedo abrir vuestros ojos y dejaros ver?”
34. Ellos dijeron: “Sí Señor; sabemos que, si hablas la Palabra, podremos ver.”
35. Y Jesús les tocó los ojos y habló la palabra, y dijo: “Hágase en consonancia con vuestra fe.”
36. Y fueron bendecidos. Abrieron los ojos y vieron.
37. Y Jesús dijo: “NO se lo digas a nadie.”
38. Pero ellos se fueron y lo contaron por toda la tierra.
39. Mientras Jesús caminaba por la vía, le trajeron un hombre obseso que era mudo.
40. Y Jesús habló la palabra; y el espíritu inmundo salió del hombre; su lengua se soltó; habló; dijo: “Alabado sea Dios.”
41. Las gentes estaban asombradas; decían: “Este es un hecho portentoso; nunca hemos visto que se haya hecho antes.”
42. Los fariseos también estaban asombrados; pero gritaban y decían:
43. “Hombres de Israel, fijaos: este Jesús es instrumento de Beelzebut, cura a los enfermos y arroja espíritus en el nombre de Satanás.”
44. Pero Jesús no contestó, sino que siguió su camino.
45. Y con los maestros extranjeros y los doce subió a la cuidad en la que en cierta ocasión convirtió el agua en vino y allí moró ciertos días.

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