lunes, 17 de noviembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (118)

Los cristianos en Gadara. Jesús arroja una legión de espíritus impuros de un hombre. Los espíritus se van a animales imperfectos que corren al mar y se ahogan. Las gentes entran en miedo y piden a Jesús no se vayan de sus costas. Jesús regresa a Cafarnaum con sus discípulos.

1. La mañana llegó y los cristianos desembarcaron en el país de los Geracenos.
2. Y se fueron a Gadara, ciudad principal de los Peracanos, y aquí se quedaron por ciertos días y enseñaron.
3. Ahora bien, las leyendas mantienen que Gadara es tierra sagrada para los muertos de modo que todas las colinas que le rodean son conocidas como cementerios.
4. Allí son los cementerios de todas las regiones circunvecinas; las colinas todas están llenas de mausoleos y muchos de los que mueren en Galilea son enterrados aquí.
5. Y los espíritus de los recién enterrados que no alcanzan a levantarse a planos mas altos, vagan alrededor de las tumbas que contienen la carne y los huesos de lo que fue una vez morada mortal de esos espíritus.
6. Y tales espíritus se posesionan algunas veces de seres vivos a los que atormentan de mil maneras.
7. De modo que en Gadara había muchos obsesos, sin que haya mente suficientemente fuerte para producir alivio.
8. Fue allí que llevó a los maestros extranjeros y a los doce para que puedan encontrarse con esos enemigos ocultos y aprender cuál era la forma de arrojarlos de las posesiones que habían tomado.
9. Y al acercarse a las puertas toparon con un obseso. Una legión de espíritus que no habían logrado purificarse se habían posesionado de este hombre produciéndole fuerzas extraordinarias.
10. De modo que nadie podía atarle ni siquiera con cadenas porque podría despedazar las cadenas más robustas y escapar.
11. Ahora bien, estos espíritus que no logran evolucionar no pueden vivir en la luz; gozan en la oscuridad.
12. Y como Jesús llevaba consigo la luz de la vida, todos estos espíritus viciados se conturbaron.
13. Y el jefe de esta legión gritó: “Jesús, Emanuel, te rogamos que no nos mandes a las profundidades, que no nos atormentes antes de tiempo.”
14. Y Jesús dijo: “¿Cuál es vuestro número y vuestro nombre?”
15. Y el espíritu viciado dijo: “Nuestro número, el número de la bestia.”
16. Y Jesús habló; y con una voz cuyo sonido hizo temblar las colinas mismas, dijo: “Salid. No os posesionéis más de este hombre.”
17. Ahora bien, todas las colinas estaban llenas de animales imperfectos que alimentaba, y contagiaban plagas entre las gentes de esta tierra.
18. Y cuando los espíritus no evolucionados le rogaron que no les dejara sin forma corpórea, el maestro dijo:
19. “Id y posesionaros de aquellos cuadrúpedos portadores de males.”
20. Entonces ellos y todos los espíritus no evolucionados de las tumbas, se precipitaron a posesionarse de los conductores de plaga.
21. Los cuales enfurecidos y frenéticos, corrieron por los acantilados al mar, ahogándose todos.
22. De modo que toda la tierra quedó libre de contagio y además no quedaron más espíritus imperfectos.
23. Pero cuando las gentes vieron el trabajo portentoso de Jesús se alarmaron y dijeron:
24. “Si puede limpiar el país de la plaga y arrojar así a los espíritus no evolucionados, es hombre de poder tan trascendental que puede a voluntad devastar el país.”
25. Y vinieron y le rogaron que se quedara en Gadara.
26. Y Jesús no se quedó allí más tiempo sino que con los otros maestros y los doce se fue a bordo de los barcos y partió.
27. Y el hombre que había sido rescatado de la legión, de pie en la playa, comenzó a gritar: “Señor, permíteme que vaya contigo.”
28. Pero Jesús dijo: “No está eso bien. Anda a tu casa y cuenta lo que te ha ocurrido para que los hombres puedan conocer lo que es capaz de hacer un hombre cuando sintoniza con Dios.”
29. Y el hombre se fue por todo Decápolis y refirió lo ocurrido.
30. Y los cristianos izaron velas y volvieron a cruzar el mar y regresaron a Cafarnaum.

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