Incluso si el Parlamento de Estados Unidos hoy le dice sí a la ley de salvataje, estará forzando voluntades opuestas que, como consecuencia, traerán más problemas. Un planeta pasó un día y liberó una situación. Pero ese mismo planeta ya no tiene efecto al día siguiente. Simplemente, soltó una falsa esperanza. Se resistió al destino y en vez de salvar, arruinó. Eso ocurrió el miércoles por la noche.
La ley de rescate propuesta por Bush, que tuvo media sanción la noche del miércoles en el Senado de Estados Unidos, fue un exabrupto de un estado cósmico. Un desesperado ingenio en contra de la inevitabilidad.
Urano era iluminado por el Sol. La excentricidad y la libertad se ponían en juego, pero el Sol siguió avanzando y, ese día, que era noche en Washington, sólo duró un momento. Los resultados serían ahora positivos y sólo quedaría la sanción de la Cámara de Representantes.
Por un lado, la posición de dos planetas de muchísima influencia sobre las estructuras y renovaciones se encuentran en discordancia. En el cielo de todos los continentes, estos días traen poca resolución. Intentarán enfrentar lo nuevo y eliminar lo viejo... no habrá armonía, sino retrasos y circunstancias imprevistas.
La carta de EE.UU señala para hoy inesperadas dificultades. No deberían forzarse esas voluntades opuestas ya mencionadas. Surgirán demasiados obstáculos como para iniciar los nuevos proyectos que el plan dispone. La seguridad que pueda ofrecer este rescate financiero, no sólo no tendrá apoyo internacional sino que estará supeditado a demoras, miedos, y engaños.
La lucha de esta nación no tiene fuerzas
Los reajustes hechos sobre la propuesta original se verán mucho menos confiables con el paso de los días.
A partir del 16 de octubre habrá nuevas normativas y legislaciones para este suceso de incertidumbre, y un cambio sustancial de los valores e intereses de este país. “Salvar” es la palabra que interfiere el destino, porque el cambio es inminente y, más que salvar, parecieran estar negando, resistiendo cambios, evoluciones. El caos se presentará pase lo que pase porque al destino no se lo puede esquivar y/o engañar. El plan del Cosmos ya está decidido.
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