martes, 23 de septiembre de 2008

John Dee: el hombre que se comunicaba con los ángeles

Astrónomo, geológo, matemático y astrólogo, John Dee podría haber sido digno compañero de aventuras de Guillermo de Baskerville, aquel monje franciscano enfrentado a crímenes misteriosos en la abadía dónde transcurría la famosa novela de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa.

Inglés y culto como el personaje de Eco, Dee viajó por todo el mundo recolectando información crucial para confeccionar las cartas marítimas y mapas que hicieron de la armada inglesa el brazo más efectivo del Imperio Británico. Pero lo más interesante de este íntimo amigo de Mercator y obsesivo lector de Euclides fue que, a pesar de haber contado con una formación clásica en los mejores institutos de su época, descubrió en lo místico un campo de saber que terminó por ocupar un lugar preponderante en su vida.
Dee se cultivó en las ciencias llamadas exactas pero sus experiencias alrededor del mundo y el contacto con diversas culturas, despertaron su pasión por lo oculto. Así fue como la magia y la alquimia ganaron lugar en gran parte de sus trabajos, poniendo en juego el prestigio que había obtenido hasta ese momento entre los hombres de ciencia de su tiempo. Reconocido astrólogo de monarcas y grandes figuras de su tiempo, fue encarcelado por confeccionarle horóscopos a la mismísima reina María I de Inglaterra, hija de Enrique VIII y llamada la sangrienta por su lucha encarnizada contra los fieles protestantes.
A pesar de que abrazó con entusiasmo el cristianismo, John Dee no dejó de buscar explicaciones a los misterios de la vida y la naturaleza en múltiples fuentes. Estudioso de la cabala judía, del hermetismo y la adivinación, fue un precursor de lo que hoy el mundo entero conoce como la angeología. Llegó a asegurar que tenía contacto directo con los ángeles, quienes le enviaban información no sólo referida a su vida personal, sino al destino de reinos e imperios. En reiterados viajes por Europa fue recibido por Rodolfo II, el excéntrico emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el que compartía la pasión por la alquimia y los astros.
Aunque en su vida pública fue altamente apreciado, su vida privada no fue tan plácida. Desafortunado en el amor, Dee se casó tres veces y fue padre de 8 hijos, uno de los cuáles, Arthur, siguió sus pasos y escribió varios tratados sobre alquimia y magia.
Aquel encuentro con lo oculto que hizo que su vida cambiara, también fue su condena. Su empecinamiento en las artes de la alquimia sin resultados notables y la muerte de su protectora la reina Isabel, hicieron que Dee cayera en desgracia. Murió siendo llamado el mago maligno, solo y pobre en un pueblo perdido del norte de Inglaterra.
¿Dee era un impostor o un hombre adelantado a su época?

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