lunes, 8 de septiembre de 2008

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo (49)

Jesús pasa la segunda prueba de la fraternidad, y recibe el segundo grado: JUSTICIA.

1. El Logos no estuvo interesado en descansar y dijo: “¿Por qué esperar en esta habitación lujosa? Yo no necesito descanso. El trabajo de mi Padre a mí encomendado me reclama apremiantemente.
2. “Quiero ir y aprender todas mis lecciones. Si hay tribulaciones, que vengan, ya que cada victoria sobre sí mismo da mayor fortaleza.”
3. Y entonces el guía le llevó a una cámara tan obscura como la noche y allí lo dejó solo; y los días corrieron en profunda soledad.
4. Y Jesús se durmió; y en el silencio de la noche se abrió una puerta secreta y por ella entraron dos hombres vestidos en trajes de sacerdotes, que llevaban en sus manos cada uno una lamparilla montesina.
5. Y acercándose a Jesús el uno habló y dijo: “Joven, nuestros corazones están apesadumbrados por lo que sufres en estas cavernas tenebrosas por lo cual hemos venido como amigos a traerte luz y a mostrarte el camino de la libertad”.
6. “Nosotros, como tú, en una ocasión fuimos encerrados en estas cavernas, creyendo que por estos medios espeluznantes y pavorosos podríamos adquirir bendiciones y poder.”
7. “Pero en un momento afortunado nos desengañamos, y haciendo uso de toda nuestra fortaleza, rompimos nuestras cadenas y entonces aprendimos que todo este curso es corrupción disfrazada. Estos sacerdotes son criminales ocultos.”
8. “Alardean de sus ritos de sacrificios, ofrecen a sus dioses, y les queman vivas pobres aves y bestias; más aún, niños, mujeres y hombres.”
9. “Y ahora te han aprisionado aquí y en cierto tiempo te ofrecerán en sacrificio.”
10. “Te rogamos pues, hermano, que rompas las cadenas; ven, vámonos; acepta la libertad mientras puedes hacerlo.”
11. Y Jesús dijo: “Vuestros candilitos muestran la luz que traéis. Os ruego decirme quienes sois. Las palabras de un hombre no valen más de los que ese hombre vale.”
12. “Las paredes de este templo son fuertes y altas. ¿Cómo lograsteis pues entrar a este lugar?”
13. Los hombres contestaron: “Bajo estas murallas hay pasillos secretos, y como hemos sido sacerdotes y hemos pasado meses y años en estas cavernas los conocemos todos.”
14. “Entonces sois traidores”, dijo Jesús. “Un traidor es un arpía; quien traiciona a otro hombre nunca es hombre en quien pueda confiarse.”
15. “Si uno solamente ha alcanzado el plano de la deslealtad, es un amante del engaño y traicionará a cualquier amigo para sus finalidades egoístas.”
16. “Daos cuenta, hombres o lo que seáis, de que vuestras palabras no impresionarán mis oídos.”
17. “¿Podría yo prejuzgar a estos centenares de sacerdotes, traicionarlos a ellos y a mí mismo, por razón de lo que decís, cuando estáis confesando vuestra deslealtad?”
18. “Ningún hombre puede juzgar por mi, y si yo juzgo sin tener toda la información, puedo no juzgar correctamente”.
19. “No, hombre, volveos por donde habéis venido. Mi alma prefiere la obscuridad de la tumba a las lucecitas mortecinas como las que traéis.”
20. “Mi conciencia gobierna. Lo que estos, mis hermanos, desean decir, lo oiré y en cuanto tenga toda la información, decidiré. Ni vosotros podéis juzgar por mí, ni yo por vosotros.”
21. “Idos, hombres, idos y dejadme esta luz encantadora, porque si bien aquí no brilla el sol, hay una luz que sobrepasa la del sol o la de la luna.”
22. Entonces con amenazas iracundas de hacerle daño, los tentadores se fueron y otra vez Jesús se encontró solo.
23. Otra vez apareció el sacerdote vestido de blanco y le guió, y Jesús se halló otra vez ante el hierofante,
24. Y no se dijo una sola palabra, pero en las manos de Jesús colocó el maestro un rollo de pergamino en el que estaba escrita la palabra sugestiva: JUSTICIA.
25. Y Jesús fue el amo de las formas fantasmagóricas del prejuicio y de la deslealtad.

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