sábado, 16 de agosto de 2008

Templarios: En la Patagonia se esconde el Santo Grial

¿Fueron los templarios los primeros en poner los pies en suelo americano? El Santo Grial es uno de los elementos claves en su historia, para muchos, éste estaría escondido en la Patagonia argentina, en una Ciudad Subterránea, ubicada a más de mil metros de profundidad bajo la Meseta de Somuncurá. ¿Qué dice la ciencia? ¿Será ese el lugar donde algún día vuelva a realizarse la última cena?

Empujados por un destierro impiadoso, por martirios, hogueras, persecuciones en nombre de un Dios al que justamente alaban y temen, hombres de cruces rojas y espadas, están prestos para guardar en el Nuevo Mundo el secreto de un juramento divino.
Los libros de historia nos relatan que América fue descubierta para los ojos occidentales en octubre de 1492. Sin embargo, frente a esta verdad histórica supuestamente irrefutable, hay quienes afirman que la llegada de los primeros europeos al Nuevo Mundo es anterior a los tiempos de Colón. Esta teoría, sostenida por el investigador francés Jacques de Mahieu, señala que los primeros en poner pies en suelo americano fueron los templarios, mítica orden de monjes guerreros creada en el año 1118 y perseguida por la Inquisición hasta su supuesta desaparición, en el siglo XIV.
La hipótesis, que fuera argumentada durante mucho tiempo apenas con ideas y conjeturas, parece haber encontrado desde hace ya algunos años una base real y científica donde afirmarse, a partir de los hallazgos arqueológicos llevados a cabo por un grupo de investigadores privados pertenecientes a la Fundación Delphos. Este grupo, conformado por profesionales de las más diversas áreas, ha venido trabajando por más de una década en un sitio costero cercano a la ciudad de San Antonio Oeste, en el noreste de la provincia de Río Negro, en donde hallaron numerosos vestigios de presencia templaria en la zona, entre ellos un enorme bloque de piedra de casi un milenio de antigüedad tallado con una cruz y varias tejelas de forma triangular utilizadas para proteger fortalezas que guardan extraña similitud con otras de su tipo ubicadas en el fuerte de Tintagel, sitio en el que habría nacido el Rey Arturo, legendario monarca de la Inglaterra medieval cuyo mito siempre estuvo ligado al Santo Grial, uno de los elementos claves en la historia de los Templarios.
“Estamos convencidos que en esta zona patagónica existieron poblaciones habitadas por caballeros de la Orden de los Templarios”, señala el ingeniero Fernando Fluguerto Martí, Coordinador General de Delphos y motor principal de las investigaciones que el grupo viene llevando a cabo en los alrededores de un lugar conocido como El Fuerte, una meseta de 150 metros de altura ubicada de cara al mar en la zona del actual golfo San Matías, al norte de la Península Valdés, en la provincia de Río Negro.
“En este sitio, los templarios habrían construido un fuerte, que ocuparon durante muchos años antes de abandonarlo cuando arribaron a estas tierras los españoles. Por eso, los pobladores de la zona le dieron a esta meseta el nombre que hoy tiene”, afirma el ingeniero Martí, quien agrega a la teoría una fecha cierta de desembarco. “Pisaron por primera vez suelo patagónico en 1307, el mismo año que la gran parte de la Orden dejó definitivamente Europa, tras la persecución de la que fue víctima”, indica, sin dudar.

A espaldas de la historia
El fuerte del que habla Martí no figura en ningún mapa español. Sin embargo, una carta geográfica realizada en 1865 por el francés Víctor Martín de Moussy, quien había sido contratado por el gobierno de Justo José de Urquiza, ubica en la zona del golfo San Matías un punto al que denomina como Viejo Fuerte Abandonado.
“Además del mapa de Moussy hay otros nueve planos hechos por ingleses y franceses, en donde figura la fortificación, lo que deja en claro que realmente existió. Y el hecho de que no esté indicado en ningún mapa confeccionado por españoles tiene que ver con la incidencia de la Iglesia en sus trabajos, ya que ellos necesitaban de su autorización para este tipo de tareas”, indica Fluguerto Martí, agregando que fue justamente la Iglesia la que acabó con la existencia de los Templarios, durante la Inquisición del siglo XIV, acusando a sus integrantes de blasfemos y condenado a varios a morir en la hoguera, entre ellos al último Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay. “Su desaparición debía ser total, y por eso no podía darse a conocer nada sobre su existencia, mucho menos en el Nuevo Mundo”, afirma el ingeniero, quien llegó al golfo de San Matías por primera vez hace diez años, tras interpretar un viejo texto de autor anónimo titulado El alto libro del Grial, en el que se detalla un extraño viaje de un navegante medieval desde las costas de Gales hasta lejanas y desconocidas tierras.
“De la lectura de ese texto deduje que el sitio al que podía haber llegado el barco podía estar ubicado en algún punto de la costa patagónica. Había en el relato algunos datos interesantes, que hablaban de enormes diferencias de mareas, por lo que a partir de ese y otros detalles empecé a buscar un lugar que coincidiera geográficamente con la narración y fue así que me encontré con El Fuerte”, comenta Martí.

Protección divina
La fecha de llegada de los Templarios al Nuevo Mundo parece no marcar dudas para los investigadores del Grupo Delphos. “Llegaron en algún momento a finales de 1307, tras haber partido desde el puerto de La Rochelle, en Francia, el 11 de octubre de ese mismo año”, precisa Martí, para quien el viaje está emparentado con la necesidad de la Orden de huir de la persecución de la Iglesia de la que era víctima y poner a salvo algunos de los objetos sagrados de los que eran custodios, entre ellos el Santo Grial.
“Desde la Rochelle, partieron primero hacia el sur de Inglaterra, donde hicieron escala posiblemente para buscar el cáliz sagrado, que había sido llevado allí por José de Arimatea (ver recuadro). Y recién entonces tomaron rumbo al sur, para llegar a las costas patagónicas, donde habrían levantado tres ciudades fortificadas: una en las costas de Chubut, otra en el Golfo San Matías y otra sobre el Pacífico, en la zona de Osorno, Chile”, señala el ingeniero.
Tras haber arribado a tierras patagónicas, los Templarios vivieron en estas ciudades durante casi dos siglos, hasta que la llegada de los conquistadores hispanos los obligó a tomar la decisión de dejarlas, para proteger sus secretos, especialmente el relacionado con el Santo Grial. “Tenemos la teoría que el Grial fue llevado a una Ciudad Subterránea, ubicada a más de mil metros de profundidad bajo la Meseta de Somuncurá, asentada en la frontera entre las provincias de Río Negro y Chubut, una enorme planicie de casi 15.000 kilómetros cuadrados. Esta ciudadela estaría conectada con el mar y las costas a través de unos complejos túneles, que llegarían también hasta el Océano Pacífico, atravesando de manera longitudinal todo el territorio patagónico”, explica Fluguerto Martí, quien no duda en afirmar que “el Grial está en la Patagonia”.


De la Última Cena a Somuncurá

Según reconocidos historiadores, los miembros de la Orden del Temple eran los encargados de custodiar el Cáliz Sagrado, el mismo en el que Jesús utilizara en la Ultima Cena y que luego José de Arimatea utilizara para recoger las gotas de sangre y agua que manaban del cuerpo de Jesús al bajarlo de la cruz.
Este cáliz sería, como sostienen la mayor parte de las teorías bíblicas, una copa realizada a partir de una esmeralda ahuecada y adornada con algunas piedras preciosas, algo que echaría por tierra las conjeturas que llevara al cine la popular novela El Código Da Vinci, al identificar al Grial con la descendencia divina de María Magdalena.
En poder de José de Arimatea tras la muerte de Jesús, habría sido llevado por éste al oeste de Inglaterra, en donde se escondió y protegió hasta el año 1307, cuando los Templarios pasaron por allí para llevarlo hasta las costas patagónicas.
“Creo que si la vida me da esa oportunidad, no será porque yo pueda llegar hasta el Grial, sino porque sus guardianes, los Templarios, me permitan hacerlo. Nosotros estamos ya casi seguros de su ubicación, pero el acceso depende de ellos”, señala Martí. “En los textos de San Lucas se indica que Jesús señaló que no volvería a tomar del fruto de la Vid hasta que el Reino de Dios volviera, de lo que puede concluirse que será la Patagonia, posiblemente este sitio en la Meseta de Somuncurá, el lugar en el que Jesús reeditará la Ultima Cena, en el fin de los tiempos”.
Otras interpretaciones aseguran que en el Santo Grial se esconde el verdadero conocimiento de Cristo, escritos con los secretos alquímicos, secretos sobre la transmutación. “Los Templarios tenían el conocimiento alquímico. Eran muy ricos y muchos Estados mantenían grandes deudas con ellos. Para no pagarlas, el Vaticano junto a otros reinos, los acusaron de herejes y balsfemos. Ellos aseguran que en el 2012 será recuperado para la humanidad.

3 comentarios:

martin petronio dijo...

estoy investigando sobre casos extraños en la patagonia y me gustaria saber un poco mas de los templarios en patagonia y si estan relacionados con los ovnis que visitan la meseta y los portales en otrno a bariloche

coli

Marc Pesaresi dijo...

Yo vivo a 40 kms del Fuerte Argentino. Jamás, lean bien, jamás antes que llegara Delphos, se habló de fortificaciones en ese lugar precisamente porque ¡NO EXISTEN! La verdad, uno se queda espantado de la liviandad con que,algunos de los que vienen de afuera de esta comarca costera, toman nuestras tierras para crear mitos de los más extraños. En el fuerte y yo estuve la ultima vez en febrero de este año, no existe una sola ruina que pueda atribuirsele a un castillo templario o proto templario. Si alguna vez hubo algun campamento, seguramente se debio a los cientos de loberos y balleneros extranjeros quienes durante siglos, usufructuaron a mansalva, las riquesas faunistias de nuestra hermosa costa rionegrina y no a templarios. Saludos cordiales. Les envio el link de mi space donde trato este tema apasionante, si, pero irreal con respecto a Rio Negro.

Marc


http://bahiadesanantonioeste.spaces.live.com/default.aspx?_c02_vws=1

Antonio Mhann dijo...

Muchas veces fui a la meseta acompañado de muchos amigos, he visto muchas cosas extrañas, cuando hablo con los pobladores de la meseta arriba, ellos cuentan cosas verdaderamente interesantes, hablan de gente extraña al lugar, Un gaucho una vez me mostro una piedra tallada con una cruz y otras señales extrañas, como simbolos que no entendimos. en fin hay que aprender a aceptar que la historia a veces no es la mas difundida, esto con respecto a la sangre real. Me comntaron que un poblador de valcheta encontro una cruz que parece ser de los cruzados, dicen que hay una parte en el museo de la ciudad, otra parte permanece perdida y otra esta en manos de un ciudadano de bs.as. en fin, cosas......


Antonio