domingo, 17 de agosto de 2008

Evangelio Acuario de Jesús El Cristo (27)

Jesús asiste a una fiesta en Behar. Predica un sermón revolucionario sobre la igualdad humana. Relata la parábola de las espigas quebradas.

1. La fama de Jesús como maestro se extendía por toda la tierra y la gente venía de cerca y de lejos a oír sus palabras de verdad.
2. En Behar, en el río sagrado de los Brahmas, enseñó por muchos días.
3. Y Ach, un rico de Behar, dio una fiesta en honor de su huésped, e invitó a todos los vecinos.
4. Y muchos vinieron y entre ellos había ladrones y extorsionadores y cortesanas. Y Jesús se sentó entre ellos y enseñó. Pero los que le seguían se apesadumbraron mucho de verle sentado entre ladrones y cortesanas.
5. Y reprendiéndole, le dijeron: “Rabi, maestro de los sabios, éste es un día muy desafortunado para ti.”
6. “Volarán las noticias de que te has asociado con cortesanas y ladrones y los hombres te esquivarán como se esquiva a un áspid.”
7. Y contestándoles les dijo: “Un maestro nunca se tapa por razones de reputación o de fama.”
8. “Estas son burbujas que solo duran un día. Surgen y se hunden como botellas vacías que descienden por un arroyo. Son ilusiones y pasarán.”
9. “Son los índices de los que piensan los que no tienen sesos; son el ruido que las gentes producen; y los hombres carentes de peso juzgan el mérito por el ruido.”
10. “Dios y las mentes maestras humanas juzgan a los hombres por lo que son y no por lo que parecen ser; no por su reputación y su fama.”
11. “Estas cortesanas y estos ladrones son hijos de mi Padre Dios; sus almas son tan preciosas como las nuestras o como las de los sacerdotes bramánicos, ante sus ojos.”
12. “Y ellos están solucionando sus problemas de la vida tal como vosotros que os enorgullecéis de vuestra respetabilidad y de vuestros valores morales, estáis solucionando los vuestros.”
13. “Y algunos de ellos han solucionado muchos más arduos problemas que los que habéis solucionado vosotros que los miráis con desprecio.”
14. “Sí; ellos son pecadores y reconocen su culpa, mientras que vosotros sois culpables, pero sois suficientemente astutos para tener una corteza pulimentada que cubra vuestra culpa.”
15. “Supongamos que vosotros, los que despreciáis a estas cortesanas, a estos borrachos y a estos ladrones, los que conocéis que sois puros en el corazón y en la vida, los que sois tan superiores a lo que ellos son, os pusierais de pie para que los hombre puedan saber exactamente lo que sois.”
16. “El pecado está en el deseo, no en el acto.”
17. “Vosotros codicias las riquezas de otras gentes; miráis formas encantadoras en el fondo de vuestros corazones, tenéis lujuria con ellas.”
18. “Practicáis diariamente el engaño, y deseáis oro, honores y fama, exclusivamente para vosotros.”
19. “El hombre codicioso es ladrón, la mujer lasciva es cortesana. Vosotros que no sois ni uno ni lo otros, hablad.”
20. Nadie habló: Los acusadores se mantuvieron silentes.
21. Y Jesús dijo: “Las pruebas de este día son todas en contra de los acusadores.”
22. “El puro de corazón no acusa. El vil de corazón que quiere ocultar su culpa con la cortina santa de la piedad está siempre aborreciendo al borracho, al ladrón y a la cortesana.”
23. “Este aborrecimiento y este desprecio es un sarcasmo, porque si se pudiera arrancar los ropajes de oropel de la reputación, encontraríamos que el profesor de voz tonante se goza en su lascivia, en su farsa y en muchas formas de pecado secreto.”
24. “El hombre que pasa su vida arrancando las malezas de otras gentes, no puede tener tiempo para arrancar las suyas propias, y todas las flores selectas de la vida pronto se ahogan y mueren, y nada queda sino espinos y maleza.”
25. Y Jesús habló una parábola y dijo: “Mirad que un campesino tenía grandes terrenos y granos maduros, y al observar notó que muchas espigas de trigo se habían doblado y quebrado.”
26. “Y al enviar a los segadores les dijo: No salvéis espiga alguna de trigo que se haya quebrado.”
27. “Id, quemad las espigas quebradas.”
28. “Y después de muchos días fue a medir sus granos, pero no encontró nada.”
29. “Y entonces llamó a los cosechadores y les dijo: ¿Dónde están mis granos?”
30. “Y ellos contestando dijeron: Hicimos como nos mandaste, recogimos y quemamos todas las espigas quebradas y nada quedó que pueda ponerse en el granero.”
31. Y Jesús dijo: “Si Dios salvara solamente a aquellos que no se hayan quebrado, que sean perfectos a sus ojos, ¿Quién se salvaría?”
32. Y sus acusadores doblaron avergonzados la cabeza, y se fueron.

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