HAARP (High-frequency Activo Auroral Research Program) es un programa de modificación artificial de la resonancia Schumann, a partir de los efectos que ésta tiene sobre el planeta Tierra y la mente humana. La argumentación oficial sostiene que el programa no es más que un intento de aumentar la conductividad de la ionosfera para mejorar las telecomunicaciones. El cuestionamiento de gran cantidad de grupos ecologistas es por qué este experimento se realiza en una base militar y no en un centro de investigación científica y si bien participa la Universidad de Alaska, esto no sería más que una pantalla.
Lo que el proyecto HAARP se propone, mediante la instalación de 180 antenas parabólicas en el estado de Alaska, es bombardear la ionosfera con la emisión de más de un billón de ondas de alta frecuencia. La resonancia de estas emisiones podría manipularse, dirigirse o anularse de acuerdo a los deseos de quienes manejan el proyecto. Proyecto que, en estos momentos, es manejado conjuntamente por la Universidad de Alaska y el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos.
De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras. Podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad, podría también afectar a los cuerpos vitales de los seres humanos, y no se puede excluir que también posea efectos tectónicos”, concluye la especialista que fue desplazada apenas comenzaron sus cuestionamientos. Las modificaciones climáticas y aquellas que afecten las placas tectónicas, y por lo tanto los terremotos, podrían afectar sólo a una parte de la superficie terrestre, previamente seleccionada.
El punto sobre el que ningún participante de HAARP está seguro es el de los efectos a largo plazo que sufrirá la ionosfera y la amplitud misma de la atmósfera ante el bombardeo artificial de esta cantidad de energía sin precedentes desde el nacimiento mismo de nuestro planeta.
(Continuará…)
De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras. Podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad, podría también afectar a los cuerpos vitales de los seres humanos, y no se puede excluir que también posea efectos tectónicos”, concluye la especialista que fue desplazada apenas comenzaron sus cuestionamientos. Las modificaciones climáticas y aquellas que afecten las placas tectónicas, y por lo tanto los terremotos, podrían afectar sólo a una parte de la superficie terrestre, previamente seleccionada.
El punto sobre el que ningún participante de HAARP está seguro es el de los efectos a largo plazo que sufrirá la ionosfera y la amplitud misma de la atmósfera ante el bombardeo artificial de esta cantidad de energía sin precedentes desde el nacimiento mismo de nuestro planeta.
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