2012- La explicación científica a las profecías mayas

Queda poco tiempo para decidir si permanecemos o nos autodestruimos

Siete profecías fueron descubiertas junto con el calendario maya. Avisaban sobre un fuerte cambio que transformaría a la humanidad. Estas profecías tienen un basamento científico, y una relación muy estrecha con la serie de notas sobre la Resonancia Schumann que hemos publicado en ndf durante la semana pasada (ver sección Ciencia y Tecnología).



A medida que se va descubriendo el legado Maya, se comprueba que astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros y constructores de aquella civilización sabían casi tanto o más que los científicos actuales.
Los mayas dominaban un sistema numérico binario exponencial, (el mismo que utiliza la naturaleza en la división de las células) con base en el número 2, contando de a 20. Hacían esto casi mil años antes que otras civilizaciones contemporáneas a ellos. Quinientos años antes de los árabes utilizaban el concepto del 0, y su calendario que sincroniza al Sol, la Luna y la Tierra con el Universo, es más exacto que el utilizado actualmente. Sus medidas astronómicas fueron casi exactas. Si se las compara con las medidas tomadas por la NASA, difieren en milésimas de segundo. Según los mayas, la rotación completa de la tierra alrededor del sol es de 365,2420; mientras que la NASA lo mide en 365,2422.
Pero lo más importante que han dejado fueron sus avisos a la humanidad para el futuro.
Nunca se encontró el motivo por el cual, en el mejor momento de su brillante civilización, desaparecieron dejando atrás ciudades, palacios, observatorios astronómicos, obras de arte, cientos de monumentos y estelas.
Fueron los Olmecas quienes luego repoblaron sus ciudades, y esculpidas en las piedras en bajo relieve, apareció el calendario que finaliza luego de 25.000 años. O sea, en este milenio.
Y aunque a simple vista nada esté sucediendo, se perciben sutiles llamados de atención que comprueban que esas profecías se están cumpliendo.
Para ellos, Hunab Ku era el centro de la galaxia; corazón y mente del creador. Hacia él miraban para estudiar las estrellas. Desde allí, cada 5.125 años, surge un "rayo sincronizador", que sincroniza al sol y a todos los planetas, con una poderosa emanación de energía.
En la rotación completa del sistema solar en la galaxia, ellos hacían una división por dos de la elipse, con una fracción cada una de 12.812 años. La más cercana a Hunab Ku era llamada Día, y la más lejana, Noche. Tal cual se divide en día y noche en la Tierra. A su vez, esa elipse era partida en cinco períodos de 5.125 años: los cuales eran: mañana, mediodía, tarde, atardecer y noche.
Los mayas vaticinaron que durante este milenio, ingresaremos a la Mañana Galáctica, marcada por el rayo sincronizador desde Hunab Ku. Actualmente, existen señales que demuestran que no estaban errados. En 1998, la NASA descubrió que desde el centro de la galaxia, comenzaron a emitirse enormes cantidades de energía. Los mayas dicen que el período intermedio al traspaso, dura 20 años, y ellos lo llaman "El tiempo del No-Tiempo", en donde ocurren grandes cambios. Será nuestra decisión permanecer en la humanidad o autodestruirnos. En ese lapso de tiempo, debemos transformarnos: elegir evolucionar energéticamente, concientemente, completamente.

Datos científicos:
- En septiembre de 1994, todas las líneas magnéticas terrestres sufrieron disturbios, disminuyendo y moviéndose. Esto ocasionó que muchas ballenas encallaran, y pájaros en migración se perdieran. Incluso en los aeropuertos debieron reimprimirse mapas, y los aviones debieron aterrizar manualmente.
- En 1996, Soho, el satélite enviado a estudiar al Sol, descubrió que ya no tenía polo norte y/o sur, se había convertido en un solo campo magnético, las polaridades del Sol se homogeneizaron.
- Ese mismo año, se produjo un "bamboleo" magnético: el Polo Sur, en un solo día, se movió 17º de su posición, comportándose erráticamente.
- En el 97, ocurrieron grandes tormentas magnéticas provenientes del Sol, que incluso destruyeron satélites orbitando la Tierra.
- Según las mediciones comparadas, la Tierra se aceleró y perdió gran parte de su energía magnética. En 1996, tenía 4 Gaus, y en 1999, había disminuido a 1.5 Gaus. La aceleración de la frecuencia vibratoria terrestre se demuestra en que en 1997, la frecuencia era de 7.8 Hz, mientras que en 1999 se elevó a 11.5 Hz.
(Continuará)