sábado, 26 de julio de 2008

Las leyes del budismo (1)

Thubten Kundrol regresó a Argentina después de 30 años en el exterior convertida en monja budista tibetana. Pretende hacer una limpieza de mentalidad en el país. ¿Cómo lograrlo? ¿Qué métodos utilizar? ¿Cuál es el papel que cada uno de nosotros debería cumplir?


“El budismo estaba premeditado en mi vida. De muy chica tenía intenciones de hacerme monja, y de adolescente recorrí todas las Iglesias habidas y por haber para descubrir alguna que me satisficiera. Ninguna lo hizo. En Japón, muchos años después, conocí el budismo Theravada. En las enseñanzas de este budismo me identifiqué con lo que yo estuve buscando siempre y pedí ser monja. Pero antes de esto tenía que pasar por otras experiencias, las decisiones tan espirituales no son fáciles, hay que merecerlas. Uno no es un campo de rosas, es un campo de espinas.
El budismo llegó cuando tuvo que llegar. Hubo un lapso oscuro de tal edad a tal edad donde ya ni busqué más, fue el período oscuro: purificación y creación del karma fresco. A los 30 y pico encontré mi camino.
Viví más de 30 años en diferentes países y ahora quiero abrir un monasterio en Argentina. Estamos buscando gente que se interese en este modo de vida, en esta filosofía. Gente con mente abierta, con una vocación de ayudar a otros y las cosas van a ir surgiendo. Necesitamos un espacio donde poder hacerlo. Pero básicamente es la gente. Hay que empezar con los niños. Queremos que la gente que comparte este modo de pensar, de vivir, se contacte con nosotros. De ahí en más se pueden cambiar grandes cosas”.

-¿Cuál es la herramienta fundamental del budismo?
-El budismo es muy lógico. Para lograr la iluminación hay que usar mucho la lógica, para llegar al sentido de la vacuidad. Pienso que los argentinos pueden tomar muchísimo, de modo práctico, del budismo. No hay perfección en este planeta, ni nunca la habrá, pero mediante lo que uno pueda aportar en técnicas es muy positivo.
- ¿Cómo se usa la lógica?
-A modo descriptivo, Poirot, el detective de Agatha Christie, usando la lógica y el análisis juntos, llegaba a un determinado resultado de forma más efectiva que actuando de modo emocional. El desgaste de energía es increíble, y de esa forma no se logra lo que uno busca. Pero con la lógica, uno puede ser mejor atleta o comerciante o mejor padre porque así se van estabilizando todas las cosas que tiene el ser humano. Lo emocional lleva a cosas negativas como encolerizarse o ponerse demasiado eufórico, la lógica es la balanza que permite que utilicemos una justa medida para todo.
A mucha gente no le gusta la justa medida porque quiere ser libre para todo y así están las cosas, pensando de ese modo. Entonces, busquemos otra manera y probemos a ver si es que funciona o no. Uno siempre puede desechar lo que no funciona. Por eso es que este país está muy atrasado tanto en distancia como en mentalidad de los países primeros del mundo.
- ¿Qué encontraste en Argentina después de 30 años viviendo en el exterior?
-Me da la impresión de que volvimos a la era cavernaria. Cuando dejé Argentina y me fui a Nueva York había mucha diferencia, allá eran más incivilizados. Yo me repetía, la institución funciona en Argentina, hay mucha cultura que dejaron los europeos, y en Nueva York había violencia siempre, no funcionaba la seguridad. Ahora, cuando veo a los argentinos afuera, los veo como vergonzosos, tímidos, tienen complejo de inferioridad. Y me pregunto por qué, si éramos tan abiertos. Los argentinos se convirtieron en salvajes, no piensan planes para su vida. No hay cultura, en vez de avanzar, la cultura fue decayendo gradualmente y la gente no tomó conciencia de lo que estaba perdiendo, no se rebeló.
-¿Quién tiene la culpa?
-Básicamente, la misma gente porque el gobierno sale de la gente. Hay un ego muy fuerte, de creerse más vivos que los otros, siempre creyendo que hay que romper las reglas sin importar a qué costo porque después de eso, viene el poder. Yo quiero ser el poder y dominar a otros. Es el ego, son juegos del ego. Actúa en todas las personas, a menor o mayor grado.
- ¿Existen sociedades que son más espirituales que otras? ¿Funcionan diferente?
-Casi todo es igual, lo que pasa es que en otros países las instituciones funcionan, y eso pone los límites para manejarse en sociedad. Da la seguridad de que algo apoya por detrás. El enemigo está en la mente, está dentro nuestro. O sea, uno puede ser mentiroso, corrupto, inmoral, pero hay una ley que te limita, no que te deja hacer lo que quieras. No, ahí te dicen cómo actuar: cuando viene un peatón, aunque esté la luz roja, vos no lo podés pisar. Acá te pasan por arriba. El sistema es el que hace que la persona cultive más su falta de cualidades.
-¿Eso no debería salir de adentro de cada uno y no esperar a que nos pongan leyes?
-Sí, pero es una cosa en conjunto. Es como una cadena, si falta un eslabón, la cadena se rompe y todos estamos conectados de un modo u otro. Todo está encadenado, las sociedades funcionan así. Entonces acá, esta cuestión del ego y de yo soy muy vivo, ha hecho que suceda lo que sucedió.
-¿No somos nada espirituales?
-Todos nacemos con espiritualidad, la traemos dentro, y la gente de acá es espiritual cuando la cultiva. Cuando no hay plata se cultiva el hecho de querer ser espiritual o buscarse a sí mismo. Eso hace que las personas analicen más, al analizar más creamos menos negatividad. Cuando no analizamos sucede lo contrario.
-¿Nos ves felices?
-Salió en una encuesta que Argentina está dentro de los países que están empezando a ser más felices. Tienen todo para ser felices, con los ojos podemos mirar todas las cosas que hay: una naturaleza maravillosa. Yo estuve en Japón 13 años y no podía mirar la naturaleza porque no hay. Es todo cemento y el ser humano tiene que relacionarse con la naturaleza, no con el cemento.
(Continuará...)

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